
“Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Marcos 10:45
No es un secreto que ejercer el rol de esposa y madre en nuestra era se ha vuelto casi una odisea. Parece ser que los menesteres de la vida cotidiana son cada vez más exigentes y la vida de familia, muchas veces, y sin querer, pasa a un segundo plano. A modo de testimonio, algunos años atrás, empecé desde cero junto a mi esposo y mi hija de siete meses, viviendo en otro país donde se habla un idioma diferente. Esto me dificultó el poder manejar bien mis emociones, trayendo como consecuencia que subí mucho de peso, tuve un brote grande de acné y el cabello se me comenzó a caer. Me percibía como una persona triste, deprimida y desmotivada. Aquel descontento por anhelar la vida pasada (antes de salir de nuestro país de origen), y el anhelo de sentirme “productiva” ya que, duré un largo tiempo sin laborar, no me permitían ver la maravillosa oportunidad que tuve de disfrutar de mi bebé que estaba en pleno crecimiento, de servirle a mi esposo (que trabajaba 12 horas al día) y de poner en práctica una vida piadosa al poder servir a mi familia que tanto lo necesitaba.
También, podríamos encontrarnos con el dilema de tener el trabajo soñado y una vida laboral muy activa, y al mismo tiempo poder disponer de más tiempo para dedicarlo a la familia. No obstante, ya sea que eres una mujer que se dedica a estar en casa a tiempo completo, o si eres una mamá que lleva una vida laboral fuera de casa, o bien sientes que no puedes más con tantas cosas que están bajo tu responsabilidad y el agotamiento físico y mental son reales; entonces necesitamos reconocer que debemos acudir al Señor con empeño e intención.
Hoy en día se anhela dar con las claves para el éxito familiar en medio de una vida tan ajetreada y demandante como la que le ha tocado vivir a esta generación. Sin lugar a duda, el trabajo dignifica y ocupa una parte importante de nuestra sociedad. Lo difícil es saber balancear ambos aspectos (familia/labor) y sentirnos agradecidas con el Señor por la provisión de un empleo en estos momentos de tanta incertidumbre. Sin embargo, recordemos que nuestra paz y seguridad no debe sustentarse en esto (leer Mateo 6:25-34).
No obstante, el cansancio, la fatiga y el estrés son factores que influyen diariamente en nuestras vidas, estos también pudieran detonar en algún momento el descontento, el malhumor y la queja. Por otro lado, podemos victimizarnos viendo difícil o imposible el diseño de Dios en el rol para nosotras como mujeres dentro del contexto de la familia. Por ende, pudiéramos hacernos estas preguntas: ¿Cómo logro un balance entre tantos roles? ¿Cómo puedo ser intencional para servir con amor a mi familia? ¿Cómo puedo mantener el gozo en medio de servir a mi familia aun estando agotada física y mentalmente?
Claves para servir a mi familia con gozo
- Procuremos recordar que todo lo que hacemos es para dar gloria a Dios. “Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. 1ra Corintios 10:31
Podemos sentirnos tentadas a querer recibir el reconocimiento, la alabanza y gratitud por parte de aquellos a quienes servimos. Y este deseo puede venir del conocimiento de los versos que hablan de la mujer virtuosa quien recibe los elogios de su marido e hijos (Proverbios 31:10-31). Sin embargo, nos puede tocar vivir en la ausencia de dichos elogios y esto no quiere decir que tengamos que servir con indignación y dolor, porque más allá de buscar tal satisfacción, no podemos olvidar que lo hacemos para glorificar y honrar al Señor. No caigamos en la trampa de anhelar ser la esposa y madre perfecta solo para recibir ovación, de lo contrario, caeríamos en el pecado del orgullo.
- Procuremos recordar que el mayor placer está en servir. “así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. Mateo 20:28
Hay plenitud en servir, eso es un hecho. Nuestro Señor Jesucristo fue el vivo ejemplo de esto. Toda su vida tuvo una trascendencia extraordinaria porque la puso al servicio de las personas y de la salvación de sus almas. Qué mejor modelo para imitar que Jesús, quien debe ser nuestro principal referente de gozo.
- Procuremos recordar que servir a nuestras familias forma parte de nuestro original diseño. “…que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. Tito 2:4-5 (énfasis añadido).
El amor por nuestra familia se manifiesta a través de muestras afectivas y acciones prácticas. Todo eso hace al amor tangible, realizable y lograble. Lo que significa que cada vez que preparamos el alimento para nuestra familia, le dejamos saber que la amamos; cada vez que hacemos los quehaceres de la casa, mostramos gratitud de corazón por poner cuidado de nuestro hogar; cada vez que invertimos nuestro preciado tiempo de individualidad y calma que tantas veces anhelaríamos recuperar, les dejamos saber lo valioso que son para nosotras; cada vez que pasamos desapercibidas en diversas situaciones que pueden surgir y dejamos de recibir el apoyo moral y emocional que nos gustaría de parte de aquellos a quienes servimos y nos sentimos mal al respecto, debemos recordar que el amor es sacrificial y que todo lo hacemos para la gloria de Dios y que servir a nuestra familia nos trae plenitud y es parte de nuestro diseño, y es ahí donde radica la verdadera esencia del gozo.
Elevemos hoy nuestra oración para que Dios nos ayude a servir a nuestros esposos e hijos en gratitud y amor, también que nos ayude a profundizar en Su palabra para encontrar Su guía. Que podamos aferrarnos a la oración para encontrar fortaleza, para crecer en amor, humildad, y gozo. Que en la medida que hagamos todo esto encontremos plenitud porque esto agrada al Señor.
Buenos días,
Gracias Mafelin Castillo por dejarte usar como instrumento del Señor y traernos esta hermosa palabra, fresca, y llena de convicción del Espíritu Santo de Dios. Agradezco a Dios por esta hermosa reflexión, Ya que estoy atravesando por esta etapa.
Bendiciones,
Esther Payano
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Amén! Gloria a Dios querida Hermana Esther. Qué bueno que podemos crecer juntas para servir con gozo a nuestra familia y honrar al Señor mientras lo hacemos.
Un abrazo grande, Dios te guarde a ti y familia.
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