
Recuerdo hace ocho años estar sentada frente a mi madre, y muy triste le expresé lo que sentía: «Tengo 25 años y a esta edad ya quisiera estar casada y con un hijo», a lo que ella me contestó con un consejo que verdaderamente me sacó de la tristeza en la que me hundía: «Eres joven, aprovecha esta edad para hacer las cosas que luego de casada y con hijos no podrás hacer.» Wow, eso sí parecía un mucho mejor enfoque y así hice, y el Señor es tan bueno que justo en esos días trajo a mi memoria este pasaje:
«Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.» 1Corintios 7:32-33
¡Esto hizo el clic que necesitaba! Ese era mi momento para servir al Señor sin los límites que puede tener una mujer casada. Así me lo propuse y debo decirte querida hermana que ese fue un tiempo de un acercamiento y conocimiento profundo del Señor. Por eso, si estás soltera hoy, quiero aconsejarte que hagas lo mismo y te aseguro que no te arrepentirás.
Cuando estamos solteras y nuestras amistades empiezan a formar sus familias, inevitablemente sentimos una presión muy fuerte, sobre todo porque entendemos que de alguna manera la «verdadera felicidad» viene envuelta en el paquete de «el matrimonio» y aunque el matrimonio es una etapa hermosa, sólo puede disfrutarse a plenitud cuando se lleva a cabo bajo la voluntad del Señor; y como todo lo demás, también trae sus problemas que debemos enfrentar. Llevo 5 años felizmente casada y puedo decirte que el matrimonio es una etapa más en dónde el Señor puede ser glorificado a través de las altas y las bajas, así como lo es la soltería y todas las demás etapas de nuestras vidas.
Y no me mal entiendas, no está nada mal anhelar tener un matrimonio que honre al Señor, es un deseo verdaderamente bueno delante de Dios y hasta admirable en estos tiempos en los que últimamente, no se valora lo honroso del matrimonio. Lo que está mal es depositar la garantía de nuestra felicidad en el matrimonio y no en Dios. Creo que el problema está en que creemos esa mentira. Y la verdad es que todas podemos ser verdaderamente felices estando o no casadas, si y sólo si, nuestro mayor deleite está en El Señor y sólo en Él.
«Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.» Salmos 37:4
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» Mateo 6:33
Esto es lo que debemos perseguir, este debe ser nuestro propósito y enfoque en la vida: vivir nuestras vidas por y para Él y como dice Pablo, preocupándonos por agradarle en cualquier circunstancia en la que nos encontremos. No permitas que el enemigo te atrape con mentiras que te hundirán en la tristeza y la desesperación. La forma práctica de combatir esto es ocupando nuestro tiempo. Aquí te muestro varias maneras en la que puedes hacerlo mientras estás soltera:
*Aprovecha y crea desde ya el hábito de lectura de la Palabra todos los días. Más que sólo leer; meditar y reflexionar en ella. Algo que será de mucha ayuda es que lleves un cuaderno en dónde puedas ir escribiendo cómo el Señor te habla cada día a través de Su Palabra, o si tienes una Biblia de apuntes puedes hacerlo en la misma. Es lo que te guiará en cada paso que des y te llenará de sabiduría para enfrentar lo que venga, así como de paz y mayor amor por el Señor.
*Sé intencional con la oración. Trata de hacerlo constantemente a lo largo del día. Puedes presentarle al Señor cada asunto que te preocupe, agradecerle cada vez que te sientas feliz por algo o que aprendas una lección, y por supuesto, aprovecha momentos a solas en dónde puedas expresarle tus sentimientos y alabanzas al Señor en privado. ¡Créeme, no te arrepentirás! Esto hará que tu relación con Dios se fortalezca cada día más. También puedes pedirle por esa persona que si es Su voluntad será tu esposo algún día. Puedes orar por su carácter, amor y devoción por el Señor, entre otras cosas.
*Busca oportunidades de servicio. Puedes acercarte a los líderes de tu iglesia y preguntar en cuál ministerio podrías ser útil. También, cada vez que puedas participa en la organización o sirve en alguna actividad que se esté llevando a cabo en ese momento. Servir de esta manera te hará crecer en diligencia y disposición, algo que te ayudará mucho en el futuro.
*Trata de establecer relaciones con hermanas mayores en la fe que puedan impartirte sabiduría respecto a las diferentes etapas de la vida, y ¿por qué no? también pueden enseñarte acerca del matrimonio; si es lo que Dios quiere para ti más adelante. Un error que a veces cometemos de solteras es el no interesarnos en la parte práctica de la vida de una mujer casada (cocina, limpieza, lavado, organización, etc.) y el entrar al matrimonio sin estar preparada en esta área es algo que puede causarnos mucho dolor y tiempo perdido. Además, es algo que puede servirnos estando o no casadas. Piénsenlo, prepararnos en este aspecto es un ganar-ganar.
*Trabaja en esas áreas de tu vida que quieres sean más agradables al Señor. Puedes buscar ayuda en una hermana piadosa y hacer estudios bíblicos al respecto. A veces queremos vencer esos pecados solas, pero sería mucho más fácil si alguien nos orienta. Te sorprenderás de ver que no eres la única que lucha todos los días con un pecado difícil de vencer y cómo las experiencias de los demás te pueden dar la salida.
Ese es un tiempo bien aprovechado, el mejor aprovechado de todos. Espero que en verdad puedas poner todo esto en práctica y sentir la plenitud de ser soltera para la gloria de Dios. Recuerda que, si es la voluntad del Señor, Él te enviará el hombre que considere mejor para ti, sin tu siquiera buscarlo.
Por Ardys Fernandez!
Un comentario sobre “Glorificando a Dios en la soltería”