Vivir en pureza en medio de una sociedad seductora y ególatra

Todas las mujeres queremos ser consideradas hermosas, eso es parte de nuestra naturaleza. Anhelamos y nos preocupamos por siempre estar bellas, Dios nos creó así. También fuimos diseñadas para ser amadas, lo vemos tan claro en el mandamiento que Dios les da a los esposos de amar a sus esposas (Efesios 5:25-33). Sin embargo, podemos notar que en los últimos años o décadas se ha incrementado una búsqueda insaciable de la belleza más que en otras épocas de la historia, todo para conseguir ser “atractivas” físicamente y a su vez ser aceptadas. Por otro lado, la búsqueda de tener relaciones de pareja o amorosas se ha vuelto una obsesión para poder llenar esa necesidad de afecto, de cariño o amor.

Entonces tomando ventaja o aprovechándose de este diseño en la mujer, este mundo caído promueve la exaltación a la belleza y el culto al cuerpo, influenciando desde las más pequeñas hasta las más adultas; se le valora dependiendo de su atractivo físico. La industria del entretenimiento y de la moda influye de tal manera que desde niñas nos empujan a comportarnos como adultas y poco a poco nos van moldeando la mente o forma de pensar y nuestra conducta. Venden un modelo de perfección corporal que muchas han comprado. Vamos creciendo con esa idea y cada día somos más atacadas por esta filosofía a través de los medios de comunicación. Nada más tenemos que ver las revistas de modas, los shows de top models, las vallas en las avenidas, los concursos de bellezas, las pasarelas en las ciudades de las modas, las influencers, etc.; han creado estereotipos de belleza diciéndonos ahora que la mujer bella y perfecta es la de contextura X, con medidas exactas, un tipo de pelo, un tipo de color de piel, etc. Pero eso está muy lejos de la realidad porque por diseño la belleza no se circunscribe a un solo tipo. Dios ha sido variado en su creación y todo lo que Él ha hecho ha sido bueno.

Vivimos en la época de la «liberación femenina», en este caso la «liberación sexual». Estas industrias que he mencionado también se han dedicado a fabricar y a vender productos totalmente sexualizados, incluso, nuestra cultura trata a las mujeres como objetos sexuales sin cerebro y solo para satisfacer los deseos de los hombres sin importar su autoestima. En muchas canciones escuchamos como se denigra a la mujer y se le relega solo al plano sexual. Se está promoviendo todo tipo de actividades sexuales fuera del matrimonio vendiéndolas como normal. Nos lavan el cerebro con series como Grey’s Anatomy, Sex and the City y películas como 50 Sombras de Grey. Por lo tanto, la manera de comportarse de las mujeres ha sido transformada, hasta volverlas seductoras, agresivas y groseras. Por otro lado, creemos que el romance va a satisfacer nuestro corazón. Las novelas, libros o historias de amor de las que nos presenta Hollywood u otros escritores contienen un romanticismo distorsionado y aunque nos hagan “suspirar”, no son reales. Este tipo de distorsión, sentimiento o anhelo lo único que provoca es que tratemos de buscar el amor en los hombres de una manera inmodesta y fuera de la voluntad de Dios.

¿Qué consecuencias ha traído todo esto que hemos leído hasta ahora? La lista puede ser más larga, pero aquí dejo algunos puntos, entendiendo que la causa principal es el pecado que mora en el corazón del ser humano (Mateo 15:19):

  • Nos han transformado la manera de pensar. Muchas mujeres creen que el propósito de ser creadas fue para amarse a sí misma, totalmente opuesto al diseño de Su creador. La mujer ahora quiere vivir solo para buscar una belleza vana, tan solo la externa olvidando la interna.
  • Inconformidad y desprecio al cuerpo como Dios lo hizo. Por eso hay tanta bulimia y anorexia a niveles impensables. No me acepto como soy, de hecho, las clínicas de estéticas es uno de los lugares donde se invierte más tiempo y recursos, en cirugías plásticas, tratamientos para transformación del rostro, cambios en el cuerpo sin importar que muchos de estos procedimientos son muy riesgosos.
  • Los logros alcanzados por algunas mujeres tanto en su cuerpo o en otras áreas, basados en las mentiras que ha comprado de este mundo acerca de lo que es la belleza, la conduce a una admiración o adoración hacia si misma. De hecho, la palabra nos advierte que en los últimos tiempos habrán personas amadoras de sí misma y eso no es mas que egolatría (2 Timoteo 3: 1-2).
  • Hay un deseo de vestirse de manera seductora e inmodesta para buscar aprobación de los demás. No hay un parámetro que diferencie lo correcto de lo incorrecto. Y las redes sociales (Facebook, Instagram, Tik Tok, etc.) son las nuevas plataformas para buscar dicha aprobación. 
  • Ese mismo estilo de vestimenta o la forma como exponen sus cuerpos, la manera al hablar o comportarse, todo es usado para conseguir sus propósitos o cosas materiales, aunque eso implique rebajar su dignidad.
  •  Se entiende que la única manera de obtener amor es al eliminar todo lo que se llame modestia y comportándose de manera liberal. El objetivo es conseguirlo porque se quiere llenar un vacío. Por eso hoy en día hablar de pureza es una ofensa o anticuado.

Ahora bien, después de conocer esta realidad: ¿Debemos nosotras como cristianas resistir la cultura popular y vivir de manera pura a pesar de tantos bombardeos para que actuemos diferente a lo que la Palabra de Dios nos enseña?

“Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro.” 1 Juan 3:3

Anterior a este versículo, el apóstol Juan nos dice cuál es la esperanza nuestra: Seremos semejantes a Cristo y le veremos tal cual es (1ra de Juan 3:2).  Entonces es por esta promesa que nosotras somos motivadas o incentivadas a vivir en pureza y no ser arrastradas por las corrientes de este sistema mundano. Ahora bien, es tanto lo que se ha tergiversado este concepto, que quiero aclarar que ser puro, aparte de que es una posición en la que nos encontramos porque Él ya nos limpió, o santifico; es también un estilo de vida que debemos cultivar en todas las áreas y el cual nos permitirá estar en comunión con nuestro Dios. Recuerda que Él no se relaciona con lo impuro.

Como cristianas tenemos un llamado a contrarrestar esta cultura actuando de forma diferente. Somos llamadas a destacarnos por nuestra pureza. Si lo hacemos, estaremos enviando un mensaje diferente a las que viven de manera contraria al Evangelio. El mundo está plagado de impurezas, mostremos algo mejor: a Cristo el modelo supremo de pureza o santidad.

En este sentido, aquí algunos consejos prácticos para nosotras:

  • Si hay un deseo genuino de agradar a tu creador, cultiva la prudencia, la modestia, el respeto. Estas son cualidades que son parte de la pureza.  (Tito 2:5).
  • Se sabia y vigilante, todos los días estamos siendo bombardeadas de manera agresiva e intencional para que vivamos un estilo de vida impuro o inmodesto, por lo tanto, necesitamos la espada del Espíritu y el escudo de la Fe para protegernos y guardar nuestras mentes y corazones (Efesios 6:11).
  • Cuidado a lo que das entrada por medio de tus sentidos. Dedica más tiempo al estudio de la Palabra que a pasar tiempo en redes sociales, viendo series, películas, etc. Todo esto está diseñado para captar nuestra atención y moldear nuestro cerebro a un estilo de vida antibíblico.
  • Comprométete a mantenerte pura si eres casada o soltera (Colosenses 3:5).
  • No seas ligera al decir que eres libre de hacer lo que quieras. No seas ligera al pensar que tu cuerpo te pertenece porque no es real. Cristo pagó un precio muy alto por él y es Su templo. No comprometas el estándar del Señor, que es muy alto, al igualarte al mundo en su forma de vestir y de actuar como mujer. Eres diferente (1 Corintios 6:15-20).
  • Cuando la Biblia no es explícita o tiene un mandamiento específico acerca de un tema, también debes meditar en el principio de que si lo que haces bendice a otros o si es piedra de tropiezo, lo cual sí está bien claro en la Palabra. Recuerda que Cristo y Su evangelio es mucho más importante que cualquier cosa que me pueda poner como ropa o que cualquier actitud o conducta que yo quiera asumir (Romanos 14:13-20).
  • Controla tu cuerpo, tus impulsos. Cuida a tu hermano varón que fue creado de forma muy diferente a ti y quien piensa y ve las cosas de otra manera. Podemos ser causa de la caída sexual y moral de ellos (1 Tesalonicenses 4:6-8).
  • Si eres madre, no enfatices demasiado en tus hijas en lo relacionado al atractivo o belleza física conforme a los parámetros del mundo, para no crear en ellas falsas expectativas sobre sí mismas, mejor:
    • Enséñale sobre su identidad.
    • Enséñale a amarse como Dios la creo. A amar la belleza en las distintas maneras en que Dios las diseñó. A no creer en estereotipos de bellezas.
    • Muéstrale los valores morales y espirituales más que cosas terrenales y pasajeras.

Conservémonos en santidad y honor. No hay otra manera más digna y honorable de vivir para nosotras las mujeres, y es la manera de darle Gloria a nuestro Señor.

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