
Te has preguntado: ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida? Seguro que sí. Yo también. Pero ¿cuántas veces hemos tomado nuestras propias decisiones sin tomar en cuenta qué piensa Dios?
Algunos aspectos en los que a veces pensamos que Dios no tiene nada que ver, son:
- Con quién debo casarme.
- Si debo mudarme de país.
- Si debo dejar mi empleo.
- Qué carrera debería estudiar.
- Cantidad de hijos.
- Entre otros.
Sin embargo, Dios tiene todo que ver con cada una de las áreas de tu vida y desea que conozcas cuál es Su voluntad para que la obedezcas. Pero eso es imposible si no conoces Su Palabra. La bendición es que ya Él nos ha dado Su revelación: “Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; Te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti.” (Salmos 32:8).
Desafortunadamente, nuestros corazones caídos se resisten a someterse a la voluntad de nuestro Salvador. A continuación, deseo presentarte algunas razones que causan esa resistencia y que dificultan a la mujer cristiana procurar la voluntad de Dios antes de tomar decisiones:
1) Nuestra lucha con el mundo. En medio del mundo caído en que vivimos, el cual se vuelve cada día más libertino, más egocéntrico, en donde a las mujeres se les enseña e incluso es una moda de la cultural actual, el ser –autosuficiente-, y esto incluso se vuelve más delicado dependiendo del ambiente en que se desenvuelva todos los días. En esta misma medida se hace dificultoso para muchas hermanas el vivir obedeciendo la voluntad de Dios para sus vidas.
2) El pecado en nosotras. El pecado remanente en el corazón de aquellas que hemos puesto nuestra fe en Cristo es otra causa de nuestra resistencia a someternos a lo que nuestro Salvador demanda. El orgullo, la ingratitud, el egoísmo, las quejas, la murmuración, el chisme, la exposición a lugares inmorales; el pecado de pereza en la jornada laboral, la calumnia. También, ídolos como; el comer o ver televisión de forma excesiva; comprar compulsivamente; la vanidad del cuerpo; el enfocarse en los “placeres de la vida” y otros pecados con los quizás tu misma te encuentras luchando.
La buena noticia.
Aun así, Dios quiere cambiarnos, El quiere que atravesemos por un proceso progresivo y constante que debe darse en la vida de una verdadera mujer piadosa, que ha puesto su fe en el Cristo todo compasivo y tierno, quien fue a la cruz para limpiarnos de nuestros pecados y borrar nuestras culpas. Me refiero a la santificación, que tiene como propósito hacernos más como Cristo. Y de este deseo del Padre se hace referencia en las Escrituras: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación.” (1 Tesalonicenses 4:3).
Debemos procurar conocer la voluntad de Dios para nosotras. Romanos 12: 2 dice: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
En el texto que acabo de citar, el apóstol Pablo enseña que para conocer la voluntad de Dios debemos:
- Rechazar conformarnos a este siglo: No te adaptes a la mentalidad, ideologías, pensamientos, cultura del mundo, los cuales corrompen y son contrarios a la Palabra de Dios. Esto debe ser resistido.
- Vivir una vida de santidad: Romanos 12:1 nos enseña que debemos presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Si no vivimos una vida santa nuestros deseos pecaminosos gobernarán todos nuestros sentidos y anhelaremos otra cosa que no es Su voluntad. “La santidad enfoca la mente del creyente; la mundanalidad la distrae.” (Miguel Núñez).
- Renovar nuestra mente: Cambiar tu manera de pensar a través de las Escrituras te hará una creyente madura y te ayudará a discernir Su perfecta voluntad para ti. Si no abrazas las enseñanzas de la Palabra, si no te dejas guiar por ella, será imposible que puedas conocer Su voluntad.
“No se espera que el cristiano confíe simplemente en listas de mandamientos éticos, sino que también sea capaz de discernir, probar y aprobar lo que es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios aparenta ser primariamente para la conducta ética general, pero también, quizás, para decisiones y ocasiones específicas; la visión de Pablo de ser un sacrificio vivo y una mente renovada genera un cuadro de una conducta cristiana en el que las reglas importan, pero no son la fuerza motora porque el pensamiento y la reflexión importan, pero no reducen la ética a decisiones puramente situacionales.” (Wright)
Finalmente
Aceptar y abrazar la voluntad de Dios requerirá dejar a un lado nuestros propios anhelos, deseos y propósitos para cumplir los de Él. Cristo revela Su voluntad a través de Su Palabra. Desea que la conozcamos y la obedezcamos.
Tenemos el ejemplo de mujeres en la Biblia que tuvieron incluso que arriesgar sus propias vidas para cumplir con la voluntad de Dios: María, escogida para una gran misión, ser la madre de Jesús, había concebido del Espíritu Santo, pudo haber pagado con su vida estando embarazada sin haber sido desposada. Rut, abandonó su tierra y decidió seguir a su suegra Noemí, allí ganó un lugar entre el Pueblo de Dios por su amor incondicional y dedicación hacia su suegra. Rut, es bisabuela del rey David. Ester, fue elegida entre muchas hermosas mujeres y se convirtió en la reina de Persia, con su valentía, arriesgó su vida al presentarse delante del rey sin ser llamada, pero halló gracia delante de los ojos del rey y salvó así a su pueblo de un destino fatal. Entre otras más.
Él lo gobierna todo y tiene todo bajo control. Dios tiene todo que ver contigo y con tu vida al momento de tomar decisiones, desde las más simples hasta las más complicadas. Así que, esta, debería tener un gran significado en tu vida.
Meditemos en esto y rindámonos a Su voluntad, que es buena, agradable y perfecta.
Holaa Dios te bendiga! Que excelente reflexión, muchas veces pasamos por alto presentar a nuestro Padre las pequeñas descisiones porque quizás damos por sentado que es insignificante para Dios, pero que bueno que traes este tema porque como bien dices a Él le interesa TODO de nosotros. Que Diosidencia que justamente en esta semana leí y he estado meditando el Salmo 32:6-9 donde el hace la promesa de enseñarnos el camino, y tambien en ese mismo Salmo nos exhorta a no ser como el caballo o el mulo sin entendimiento, pues el nos dice su voluntad pero muchas veces la ignoramos por completo y nisiquiera nos damos por enterados. Que Dios siga inspirando estas reflexiones para gloria de él y edificación de nosotras, un abrazo!
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Amen, gracias por leernos.
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