
Si llegaste a leer el artículo que escribí con el título de “El anhelo insatisfecho de ser madre”, habrás conocido un poco sobre mi testimonio con relación a cómo me convertí en mamá, y en efecto, en madre primeriza.
Traté de informarme diligentemente, lo más que pude, para tener una maternidad lo más llevadera posible y tener claro lo que quería lograr con mi bebé y la forma en que quería criarlo y alimentarlo, pero, una cosa dice “el librito” y otro es el aprendizaje que uno logra una vez tiene a su bebé en brazos y tiene que salir a camino, en medio de mucho amor, sí, pero también un gran cansancio, que en ocasiones hace a uno olvidar las cosas que aprendió con la teoría. ¡El real aprendizaje está en la práctica!
Increíblemente mi hijo ya cumplió un año en diciembre 2020, ¡cómo vuela el tiempo! Ese primer año estando cerca de él, ha sido de gran bendición para mí y hay cosas que he experimentado en este tiempo siendo mamá que me han hecho más empática con otras madres que están en esa etapa que trae tantos cambios para una mujer, en todos los sentidos. También, de una forma especial pude entender un poco más la clase de amor que tiene el Padre celestial por Sus hijos, y cómo Sus pensamientos son de bien, y no de mal, para nosotros.
Por esta nueva experiencia en mi vida quisiera compartirte algunas de las cosas que he ido aprendiendo y que también he escuchado de otras madres que están en ese proceso de adaptarse a esta nueva etapa, que es hermosa, pero agotadora, y debemos tener especial cuidado para llenar nuestras mentes de todo lo verdadero, que está fundamentado en la Palabra de Dios.
Ten cuidado de tus expectativas.
Hoy día hay mil y una páginas de maternidad, de cómo debe ser tu parto, cómo debes alimentar a tu bebé, estimulación, sueño, etc., que podrían ser abrumadoras. Estamos en la era de la información, que no es malo en sí mismo, pero, cuando son demasiadas fuentes y algunas muy categóricas acerca de cómo se supone que es la maternidad perfecta, pueden poner una carga innecesaria en nuestros corazones, estrés, inseguridad y expectativas irreales.
Sí, infórmate, es bueno que tengas seguridad de las cosas que quieres lograr en tu maternidad y crianza, pero que estas expectativas y tus principios no estén basados en lo que publica una “madre perfecta” de Instagram, sino, primariamente en la Palabra de Dios.
Obviamente no encontrarás en la Biblia, “cuál es la mejor manera de colocar al bebé en la cuna para dormir”, pero sí está llena de principios acerca de qué espera el Señor de nosotras en todas las etapas de nuestras vidas, incluyendo la maternidad y nuestro mayor anhelo debe ser glorificarle en todo. Procura agradarle a Él en primer lugar y pídele al Señor que abra tus ojos para que puedas verle y conocerle de manera especial y más cercana ahora que eres mamá, que te permita comprender cosas que no conocías y que eso te lleve a amarle y servirle con mayor devoción.
Amarás y cuidarás a tu hijo de manera natural.
Tuve un parto por cesárea, y con la herida de la cirugía era difícil y doloroso pararme o hacer cualquier movimiento rápido, por simple que fuera. Sin embargo, estando en la clínica nos ocurrió algo de lo cual me sorprendí. Estábamos en la habitación, y el día que íbamos a regresar a casa con el bebé, empezó a expulsar por la nariz y la boca la mucosidad que los recién nacidos expulsan en esos primeros días, y yo, quien necesitaba ayuda para pararme, en ese momento me puse sobre mis pies tan rápido sin pensarlo y sin siquiera sentir dolor, para poder asistir a mi hijo. No fue sino hasta que supe que el niño estaba bien y pudimos descongestionarlo que recordé mi cesaria y esa molestia que tenía en la herida. En ese momento entendí, que mi cuerpo y mente habían cambiado y estaban diseñadas para proteger a esa criatura.
Te cuento esta anécdota para ilustrarle como de manera natural vamos a cuidar a nuestros hijos. Es maravilloso cómo Dios nos creó y todos los cambios que ocurren en nosotras tanto física como mentalmente para ayudarnos a cuidar a nuestros bebés. ¡No tengas miedo! Dios puso en ti todo lo que necesitas para cuidar a tu hijo(a). Ahora bien, hay algo que no quiero dejar de mencionar. He visto a algunas madres que parecen estar tan enamoradas de sus hijos desde el día uno, aman los desvelos y cada cambio que la maternidad trae, todo es como un romance materno, pero para todas las madres no es así. Sabes que amas a tu hijo y lo haces de manera natural, por como Dios te creó, pero igual que en cualquier otra relación, será un amor creciente en la medida que vez a tu hijo desarrollarse, reconocerte y empezar a sacar esos rasgos de personalidad que te permiten conocerlo y entenderlo mejor. Al principio podrías sentir que todo lo que haces es alimentar y cuidar a tu bebé, el cual ni siquiera puede mirarte a los ojos ni interactuar contigo, sin embargo, eres la persona más familiar para él/ella y quien le produce mayor seguridad.
Hay un versículo que se encuentra en Isaías 49:15 y dice de la siguiente manera: “¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré.” (NBLA). Cuando escuché este verso bíblico desde la experiencia de ser mamá, impactó y ministró mi corazón de manera muy especial. Dios le hace esta pregunta a Su pueblo, ilustrando un ejemplo de algo que, como nuestro diseñador, sabe que es naturalmente muy improbable que ocurra, y es que una madre se olvide de su hijo de pecho y no tenga compasión del bebé que dio a luz, (he tenido la dicha de amamantar, y hasta fisiológicamente, mi cuerpo me recordará que tengo un bebé que alimentar y cuidar), entonces Dios les responde, si ella lo olvidara, YO NO TE OLVIDARÉ. Qué hermoso saber esto, llena mi corazón de tanta seguridad. Recuerda siempre que Dios es TU PADRE y está contigo para sostenerte, cuidarte y darte las herramientas que necesitas para esta etapa.
Recibe toda la ayuda que puedas.
Quiero hacer este punto breve. ¡Necesitarás ayuda en esos primeros días como mamá! Involucra a tu esposo y permítele ser parte del cuidado de su bebé. Dale la bienvenida a toda la ayuda que puedas recibir en esos días, de tu familia, personas de confianza y hermanas en la fe que te den una mano con el cuidado de la casa y tu alimentación, para que puedas concentrarte en descansar y cuidar a tu bebé.
También busca apoyo con nuevas madres y otras más experimentadas con quienes puedas hablar de cómo te sientes y expresar tus preguntas. Cuando eres primeriza, a veces simplemente necesitas escuchar que lo que estás pasando es normal, y que tu bebé también está actuando como todos actúan normalmente y que todo estará bien.
Hay muchas cosas más que quisiera compartirte, pero lo haré en un próximo artículo. Así que está pendiente.
¡Cobra ánimo, no estás sola, el Señor está contigo! Dios te bendiga.