Lo que realmente importa (1ra parte).

Desde mi conversión a la fecha he visto en mi propia vida y en la de otros hermanos la lucha intensa que tiene el cristiano en su caminar. Es una vida gloriosa, pero hay una realidad y es que batallamos con nuestra naturaleza pecaminosa y con un enemigo real. Durante todos estos años he visto personas menguar en su fe y hasta negarla. Se que solo Dios conoce el corazón de cada persona y que hay muchas razones para que esto suceda, pero una de estas la trataremos en este artículo.

Hay indicadores que nos dan cierta luz y nos dicen la condición en la que estamos. Yo les llamo frutos que al final revelan por cual camino estamos transitando. Nosotros los creyentes podemos caer en el descuido espiritual, de hecho, la Biblia nos advierte de esto y por eso nos insta una y otra vez a establecer nuestras prioridades en un orden correcto aun en las situaciones más incómodas o difíciles para no llegar a ese punto. Para abordar sobre este tema quiero que me acompañen a estudiar unas porciones del capítulo 1 del profeta Hageo el cual es muy interesante y contundente para nuestro tiempo.

Recordando un poco del contexto, en el año 538 A.C. el rey Ciro permitió que los Judíos que estaban en el exilio regresaran a Jerusalén después de 70 años de cautividad. Este exilio fue el juicio de Dios a su pueblo que desobedeció sus mandamientos o su ley (Jeremías 25:11-14; 29:10-11) . Regresaron con mucho entusiasmo y con un sentimiento religioso y patriótico para restaurar todo lo que estaba en ruinas. Restauraron el altar e hicieron fiestas solemnes al Señor (Esdras 3:1-7). Una de las partes que más me gusta de esta historia es que esto lo hacían con mucho gozo (Esdras 3:11). Después de dos años de establecidos comenzaron a reedificar la casa de Dios (Esdras 3:8-13) pero la obra fue detenida por la oposición que se había levantado (Esdras 4: 1-4; 5:3) y el tiempo que la obra tardó interrumpida fue casi 20 años (Esdras 4:24).

El llamado de atención de parte de Dios:

Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.  Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Hageo 1:2-4.

Después de ese tiempo de paralizada la obra es que entra en acción el profeta Hageo para hablar de parte de Dios, y por lo que dicen estos versículos nos da a entender que los Judíos ciertamente dejaron de lado el templo de Dios, en ruinas, para dedicarse a sus casas y ponerlas lujosas y extravagantes. Ahora bien, ellos no estaban rehusando reconstruir, sino que se decían así mismos que no era el tiempo o el momento apropiado, ya que ellos habían comenzado, pero vino la oposición y la dificultad, entonces usaron esto como excusa para apartarse de realizar lo que tenían que hacer primero. Ellos no se habían percatado que al estar el templo en ruinas, su adoración también iba a estarlo, por lo que nos da a entender como estaba su condición espiritual. Sus casas no eran más importantes que la casa del Señor porque la misma representaba la devoción a Él.

 Reflexiona por un momento, como mujeres: ¿Qué nos paraliza de tal manera que nos dedicamos a otras cosas olvidando dar el primer lugar a Dios? ¿Qué situación te hace desviar de tu propósito y comenzar a dedicarte o a resolverlo por ti misma? ¿Será algún deseo insatisfecho? ¿Una oración no contestada? ¿Algún fracaso? ¿Será la relación con un mal esposo o hijos si eres casada o madre? ¿Algún rechazo? O ¿Alguna situación familiar difícil, de enfermedad o económica?

Muchas veces las circunstancias difíciles que están a nuestro alrededor o la presión que ejerce el mundo nos llevan a excusarnos y luego a apartarnos.  De hecho, llegamos a pensar o creer que dependiendo de las circunstancias es que le seremos fieles a Dios en nuestras disciplinas espirituales, en el servicio, en la predicación del evangelio, en la comunión con los hermanos, etc. Si nosotras no tenemos cuidado, poco a poco y sin darnos cuenta iremos transitando por un camino peligroso: comenzamos a condicionar la obediencia a Dios, nos desviamos poniendo dichas excusas y nos vamos enfriando hasta llegar al punto de que Dios deja de ser nuestra prioridad.

El llamado de Dios a examinar la conducta:

Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Hageo 1:5-6

Como ellos se habían olvidado de su llamado y se volcaron a la satisfacción personal, la consecuencia de esto es que todo lo que hacían no daba frutos, unos versículos más adelante podemos entender que Dios envía juicio provocando escasez, hambruna y sequía (Hageo 1:10-11) a pesar de todos sus esfuerzos por tener sus cosas bien arregladas y bonitas.

Nuestro corazón siempre se verá inclinado a caer en las alternativas que el mundo ofrece y a afanarnos por ellas: éxitos profesionales, dinero, posesiones, estatus, reconocimientos, relaciones, etc. esto se vuelve nuestro centro, revelando así donde está nuestro tesoro, pero al final habrá frustración e insatisfacción porque ese descuido en las cosas más importantes nos llevará a una vida vacía y sobre todo a sufrir las consecuencias de nuestra desobediencia a Dios. Recuerda que Dios al que ama disciplina y lo hará con nosotras, así como lo hizo con este pueblo.   

Es por esto que nuestro Señor Jesús dijo (y me gusta en esta versión): No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna (Juan 6:27 NTV).  El nivel de insatisfacción que podemos experimentar por tener nuestras prioridades en desorden es debido a que no estamos entendiendo que el fin último de nuestra alma es buscar el Reino de Dios y Su justicia primero. Todo lo concerniente a Dios y la relación con El y con sus cosas van primero ya que estas son eternas y no perecen.

Hermana, que al leer estas palabras, Dios nos ayude y nos permita entender que sólo El debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas y al mismo tiempo nos enseñe a través de Su palabra que es lo que debemos hacer si estamos en esta situación, por eso no te pierdas la continuación de este estudio del profeta Hageo.

Dios te bendiga!

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