Celebremos a Cristo

En esta época navideña, me he encontrado viendo maratones de películas de Navidad, comiendo galletas y bebiendo té caliente. El guión de casi todas las películas es el mismo: Un buen hombre viudo, con unos hermosos hijos que anhelan como regalo de Navidad una nueva y buena madre.

Lo que me parece más increíble no es lo repetitivo del guión, sino la ausencia total del personaje más importante de esta celebración: Jesús. En ninguna película se hace mención al nacimiento del Salvador del mundo, como nos dice Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”, todo parece girar en torno al reno perdido de Santa Claus, el “espíritu navideño” y los tan esperados regalos.

Para ser sincera, las luces, los villancicos, las reuniones festivas, la comida u otras tradiciones, hacen de ésta una época verdaderamente hermosa, en la cual todo el mundo parece estar en el mismo sentir de celebración y armonía. Estas celebraciones en sí mismas no tienen nada de malo; yo reconozco que disfruto muchas de ellas, especialmente encontrarme y reunirme con familiares que están lejos y no he visto en todo el año.

El problema radica en que muchas veces perdemos de vista celebrar a Cristo y su milagroso nacimiento, nuestro corazón no se enfoca en celebrar la salvación que por medio de Él nos es dada, tal y como nos dice Lucas 2:11, “Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. Yo misma me he encontrado en eventos conmemorativos de la época que solo me han hecho ganar unas cuantas libras de más o gastar dinero en ropas o regalos, y honestamente, para nada he tenido presente dirigir mi corazón a celebrar a Cristo en esos momentos.

Es por esto que esta Navidad no quiero solo ganar unas cuantas libritas o cosas materiales, tengo que enfrentar el gran reto de disponer mi corazón a celebrar a Cristo y su gracia inmerecida y así lograr que mi corazón se llene de un gozo aún más abundante que aumente en mí cada día del año.

Sin duda alguna, el nacimiento de Cristo es el acontecimiento de mayor gozo para nosotras, “Mas el ángel les dijo: No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo”. Lucas 2:10. Ningún guión de una película, ningún evento ni ninguna otra tradición, podrá superar la historia del nacimiento de Cristo, escrita por el mismo Padre Celestial, un nacimiento “Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz”. Lucas 1:79.

Que en esta Navidad cada lucecita que encendamos, cada galleta que comamos o cualquier tradición que celebremos, nos lleve a estar un poco más agradecidas de Cristo y su presencia en nuestras vidas, que tengamos el gozo y la alegría de celebrarlo a Él, que nuestros corazones siempre se dirijan a agradecerle por el milagro de nacer en nuestras vidas y que cada día del año recordemos que tenemos motivos para regocijarnos en gran manera.

Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento” Lucas 1:14

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