Andad en el Espíritu (2da parte)

Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Gálatas 5:16

Continuando con lo que comenzamos a hablar en el artículo anterior acerca del andar en el Espíritu, concluiremos la importancia y como se define dicho andar. En el mismo capítulo 5 de Gálatas hay dos razones más de por qué es importante:

– Debemos andar en el Espíritu para vivir en la gracia y no bajo la ley (Gálatas 5:18). Como ya vimos, estar bajo la ley es hacer las cosas con nuestras propias fuerzas y para ganarnos el favor de Dios. Mi vida espiritual y lo bien que me pueda ir estará bajo la sombrilla de los actos morales que yo haga. Podemos caer en la mentira de que Dios nos acepta por lo que hacemos, echando a un lado la obra de Cristo. El problema está en la inestabilidad que esto provoca porque el día que no se cumpla algo sentiré frustración. Además, cuando no cumplo la ley, esta me condena (Gálatas 3:10) y esto nos lleva a vivir culpables.

En un artículo anterior hablamos de que la ley es buena, santa y perfecta (Romanos 7:12) y nos muestra lo que a Dios le agrada, la norma de vida que nosotros debemos vivir como Su pueblo y que nos lleva a Cristo (Gálatas 3:24) pero no nos da el camino o la salida para agradarle, solo nos muestra nuestra incapacidad, por eso necesitamos la guía del Espíritu Santo quien nos convence de pecado, nos lleva al arrepentimiento  y a vivir a la manera que El espera. (Romanos 8:4)

– Debemos andar en el Espíritu, porque al hacerlo nuestras vidas darán evidencia de Su fruto (Gálatas 5:22-23). El fruto es el efecto de la obra transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas. El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. ¿Acaso no son estas virtudes modeladas por el Señor Jesucristo? ¿Queremos ser como El? Entonces debemos, como ramas, estar pegadas de la Vid porque en nosotras mismas no podemos producir fruto (Juan 15:4).

¿Qué es andar en el Espíritu?

Aprendí que la palabra original para “andar” en el Griego es “Peripateo” que significa “ir de aquí para allá”. El fundador maestro de una escuela famosa de filosofía en la Atenas antigua, Grecia, usaba esta palabra porque mientras enseñaba andaba de acá para allá. Imagínese como los estudiantes le seguían. Esto nos da una clara idea a lo que el Apóstol nos quiere enseñar. Andar no es más que ir o seguir la guía del Espíritu Santo, es caminar con El. En el versículo 18 de este capítulo 5 dice la frase “ser guiados” ampliando la idea de andar, dándonos a entender que es lo mismo.

El mandato está en tiempo presente, por lo que es algo diario y constante, es parte de nuestra vida diaria, una experiencia no mística, pero algo de cada día, un paso a la vez. Tus actividades, tus decisiones, tus emociones, tus pensamientos, cada paso debe ser dado en el poder y bajo el control del Espíritu.

Ahora bien, como ese maestro que enseñaba y sus estudiantes le seguían, así es el Espíritu Santo, Él es el que guía, no nosotras. Él es el que provoca los deseos fuertes de agradar y obedecer a Dios (Filipenses 2:13). Nosotras tenemos una responsabilidad. Debemos accionar osea alinearnos del lado de Él y quitarnos del lado de la carne.

El Espíritu Santo señala el camino, provee dirección, entonces nosotras debemos someter nuestra voluntad a ese camino trazado por El. Cuando él habla nosotras prestamos atención y escuchamos. Él advierte y nosotros obedecemos sus instrucciones. Por tanto, para conocer Su voluntad y el camino a seguir debemos ir a Su revelación. La palabra de Cristo more en abundancia en nosotras es lo mismo que andar en el Espíritu (Colosenses 3:16).  En forma práctica lo vemos así: si te sientes tentada o inclinada a algo de tu naturaleza pecaminosa escoge lo que el Espíritu Santo te dice. Él te traerá a memoria y a tu corazón la Palabra y al mismo tiempo te dará la fe y fuerza para actuar de acuerdo a la voluntad de Dios.

Esto es algo maravilloso y sorprendente a la vez. Es sobrenatural. La santificación es una obra totalmente divina. El hecho de que el Espíritu Santo, la tercera persona de la Deidad more en nosotros y nos guíe, nos lo da a entender claramente.

¿Qué debemos hacer?

  1. Recuerda que eres libre ya no estás bajo el yugo de la ley. Esa libertad no te lleva al libertinaje sino a una obediencia en amor.
  2. Confía. Andar en Él requiere confianza ya que nos estamos negando a nuestra inclinación de hacer las cosas a nuestra manera y le estamos dando paso a El quien sabe lo que es mejor aun cuando no entendemos.
  3. No te rindas ni te canses de luchar, no en tus fuerzas sino en Su poder.
  4. Anda en Él porque tienes la batalla ganada, Él es nuestra victoria.

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