Parábola de los Dos Cimientos (2da parte)

Aprendimos en el artículo anterior sobre esta parábola y su significado. Edificar sobre la roca es oír a Jesús y luego hacer eso que aprendimos (Mateo 7:24-25). Ahora bien, no estaremos en un monte escuchando el mensaje en vivo de nuestro Señor, sino que ahora lo haremos a través de la lectura de las Escrituras o exponernos a la predicación cada domingo en nuestras iglesias, pero solo practicando es que edificamos sobre la roca y seremos definidas como prudentes.

Debe haber una meta en el creyente y es el deseo genuino de agradar a Dios  por lo que Él es, por lo que hace y ha hecho y la única forma de demostrarlo es como dice Su palabra: obedeciendo (Juan 14:23). Vimos también que debe ser marcado en un discípulo del Reino el alejarse de esa frialdad hacia la doctrina de Cristo como lo hacían los fariseos y preocuparnos para que nuestra fe crezca, madure y sea permanente. Solo así podremos dar gloria a Dios y mantenernos firmes el día del juicio o en medio de las tormentas que vendrán en esta vida, porque vendrán en este mundo caído.

Hoy en día veo dos extremos en la iglesia del Señor. Están los que se preparan mucho pero que se mofan de su conocimiento. Tienen mentes teológicas pero no se ve a Cristo en su estilo de vida y en su relación con los demás. En el otro lado están los cristianos que sacan versículos fuera del contexto de la Biblia y ciertas promesas creyendo que solo son para llenar necesidades físicas o materiales, sin embargo, no hablan de cambios internos o del corazón. Nosotras leemos la Biblia para aplicar sus principios, y así nuestro carácter será transformado, nuestra mente renovada y seremos moldeadas a la imagen de Jesús.

También confieso que no he aplicado todo lo que mi Maestro dice. En mi mente imaginativa me puse a pensar y a calcular cuántos mensajes he escuchado desde el momento que Cristo vino a mi vida. Cada domingo, agregando congresos, retiros, conferencias, etc. los cuales he admirado y he sido edificada en el momento, pero a la hora de ponerlo en práctica los borro totalmente o no los obedezco.

Los obstáculos

Al ver estas dos tendencias, tanto en mí como en la iglesia de manera general, me surge la pregunta: ¿Qué hay que hacer para que esto cambie? ¿Cómo lograr poner en práctica lo que oímos? Bueno, la respuesta sencilla es ¡¡haciéndolo!! Pero hermanas, díganme si esto no se vuelve retador en el día a día. Vienen muchas respuestas a mi mente de cosas que pueden ser un estorbo para que esto se logre:

  • Muchas veces es orgullo, queremos hacer algunas cosas de los mandamientos de Dios, pero otras nos cuestan porque no queremos soltar algún pecado o mal hábito. Vemos la  Biblia como un buffet donde seleccionamos que obedecer y que no a nuestra conveniencia.
  • Ignorancia a las consecuencias de no obedecer.
  • Puede ser también la falta de organización. Leemos mucho pero no tenemos un orden al estudiar un tema, un versículo, pasaje o un sermón.
  • La falta de reflexion o meditación de eso que leemos o escuchamos. Vivimos en una cultura y época poco reflexiva, nos mantenemos ocupadas y nos mantienen totalmente entretenidas. Nos distraemos con total facilidad en las golosinas que nos ofrece este sistema, tomándonos tiempo valioso. En esa parte del tiempo que no sacamos para el estudio de la Biblia, puedo ver un poco de egoísmo también. Cuando tenemos tiempo libre queremos mucho el ocio, gratificar a los sentidos, lo cual no es malo en su justa medida, pero muchas veces caemos en los excesos.

Buenas prácticas

Si queremos volvernos fuertes y maduras en nuestra fe debemos hacer de la misma manera que el hombre prudente que cavó profundo hasta llegar a la roca y construir, aunque sea difícil y muy laborioso. Escuchar el mensaje de Cristo y aplicarlo en nuestro día a día va a requerir mucho esfuerzo y una de las razones es porque tenemos una lucha con el pecado que es agónica, por eso debemos ser serias en esto.

Ahora bien, no vayas a confundir que seremos salvas por las obras que podamos hacer, esa no es la enseñanza del Evangelio. No es un esfuerzo para ganar la salvación. Es una preocupación por obrar conforme al llamado que Jesús nos ha hecho. Efesios 2:10 dice:
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

Aquí están algunas cosas que podemos hacer:

  • Pedir perdón por las veces que hemos pecado al no practicar lo que hemos escuchado, por nuestro orgullo y rebelión contra Dios y sus mandatos.
  • Repasar en la Palabra la bendición que hay en obedecer y las consecuencias en desobedecer.
  • Anotar cuando Dios nos revela o nos confronta por medio de la lectura diaria de la Palabra o la predicación de un sermón sobre áreas especificas que sabemos debemos trabajar  y aplicar para ser mas como El. 
  • Repasar, meditar o reflexionar durante toda la semana sobre eso, esto es bueno porque tendemos a olvidar pronto. Saca el tiempo hermana, esto es propicio para tu alma.
  • Agregar a la lista de oración, es con el poder del Señor que lo lograraremos.
  • Ser intencional en estudiar y aprender ese tema o los temas que Dios está tratando con nosotras. Puedes tener a mano una libreta de apuntes, un diario o una agenda y memoriza versículos que lo apoyen.  
  • Buscar una mentora espiritual y madura en la fe, a quien podamos rendir cuentas y que nos retroalimente con el progreso, nos acompañe y ore con nosotras.
  • Aprovechar la oportunidad de manera inmediata una vez se dé una situación donde se deba aplicar lo aprendido.
  • Puedes agregar más ideas aquí.

Preguntas para autoevaluación:

  1. ¿Cuando leo la Biblia o escucho la predicación del Evangelio en la iglesia estoy consciente de que es el mismo Jesús hablándome e inquietándome para que yo cambie?
  2. ¿Cuando escucho un mensaje, qué tan dispuesta estoy a realizar los ajustes que debo hacer para lograr una diferencia en mí?
  3. ¿Saco tiempo para el estudio temático de las escrituras?
  4. ¿Cuánto tiempo paso orando por esas áreas de pecado en mi vida?
  5. ¿Puedo identificar algo que me está impidiendo meditar o reflexionar en la palabra de Dios porque le dedico demasiado tiempo? ¿Algún pasatiempo, tarea, entretenimiento, etc.?
  6. ¿Frente a la tentación, soy ligera en dejarme llevar o racionalizo con el pecado?

Sé que al igual que yo, has sido confrontada con el Sermón del Monte y no queremos ser simples oidoras. Queremos más de Su palabra, no para ser informadas, sino transformadas para mostrar a Cristo. Dios solo quiere un corazón rendido a Su voluntad. Así que no olvides que: “Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3).

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