¡Cuidado con los lobos!

Te imaginas llegar a un lugar y encontrarte con una advertencia como esta, te aseguro te alarmarías y procurarías saber en dónde están esos lobos para ponerte a salvo de ellos, porque te consta que si te encuentran, te devorarán.

En el artículo de hoy, continuaremos en nuestro estudio del Sermón del Monte en los versículos 15 al 20 del capítulo 7 de Mateo en donde habla de los falsos profetas como lobos de quienes debemos cuidarnos, pues se introducen en el rebaño del Buen Pastor para engañar a Sus ovejas y lograr su objetivo de despedazarlas. Dios nos advierte que debemos guardarnos de los tales, y si te esconderías de un lobo salvaje para que no te mate, ¿no deberías procurar aún más huir de los engaños de quienes, usados por Satanás procuran la destrucción de tu alma?

Mateo 7:15-20 LBLA

15 Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? 17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos. 18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

Si Jesús advirtió sobre los falsos profetas es porque quiso que estuviéramos apercibidos de esto para que no nos dejáramos engañar y nos desviaran del camino hacia la puerta estrecha (Mateo 7:13-14). Esta es una advertencia que está a través de todo el Nuevo Testamento, así que no podemos ser indiferentes a ella.

Entonces, en primer lugar tendríamos que responder a la pregunta ¿qué es un falso profeta? Es alguien que dice hablar en nombre de Dios, pero en verdad habla por su propia cuenta o bajo la influencia del maligno, por tanto, es un mentiroso, un engañador.

¿Por qué son peligrosos los falsos profetas?

Los falsos profetas son peligrosos porque son sutiles, tienen que ser identificados con discernimiento. Vienen con una Biblia en su mano, citando textos bíblicos y con un lenguaje muy persuasivo. Son lobos, pero vienen vestidos de mansas ovejitas y se meten en el rebaño con el único propósito de destruir y devorar, además de beneficiarse de la lana de las ovejas (2 Pedro 2:3), no tendrán piedad porque un lobo entre ovejas no hará otra cosa que no sea daño.

No van a llegar con un letrero en su frente que diga: “HOLA, SOY UN FALSO PROFETA”, vienen con una apariencia de piedad, hablando de cosas buenas y esperanzadoras que nos gusta escuchar. Hablan sobre la familia, sobre las finanzas, de que Dios quiere sanarte de tus enfermedades, pero obvian lo más importante, no hablan de nuestra condición de pecado y nuestra necesidad del Salvador.

Como dice John Stott en su libro El Sermón del Monte:

“Sin duda no es un accidente, por tanto, que la advertencia de Jesús sobre los falsos profetas que se encuentra en el Sermón del Monte siga inmediatamente a su enseñanza sobre las dos puertas, caminos, grupos y destinos. Porque los falsos profetas son hábiles para nublar o empañar el asunto de la salvación. Algunos enturbian o distorsionan tanto el evangelio que hacen difícil encontrar la puerta estrecha para los que buscan.”

¿Cómo los podemos reconocer?

El versículo 16 de nuestro texto base nos lo indica claramente. ¡Los reconocerás por sus frutos!

Si bien es cierto que la naturaleza de un árbol (a menos que fuéramos agricultoras) no puede ser identificada tan fácilmente y podría tomar tiempo, especialmente si estás a cierta distancia, eventualmente, sus frutos harán evidente de qué árbol se trata. Así mismo sucede con los falsos profetas, tarde o temprano cuando  los examinas de cerca podrás notar los frutos de su corazón por medio de su conducta y enseñanzas.

Gálatas 5:22,23 describe cuál es el fruto del Espíritu y cuando pasas a estos “profetas” por este filtro podrás darte cuenta de que carecen totalmente de él. Son personas sin humildad, se creen dioses y procuran ser servidos, muy diferente a nuestro Señor Jesucristo que se hizo un siervo por nosotros, nadie puede acercarse a ellos porque son “los ungidos”, mucho menos cuestionar sus enseñanzas porque vienen con amenazas como “no juzguen al profeta para que no sean maldecidos”, no hay amor ni compasión por la gente, simplemente aman el dinero y las ganancias que pueden exprimir de aquellos que por ignorancia y comezón de oír les siguen (2 Timoteo 4:3).

Para reconocerlos hay que mirar sus vidas y ministerios a la luz de la Biblia de manera integral, no se trata de que haga un bien aquí y cite un texto bíblico allá, debemos ver si es congruente, si se apega a la Palabra en sus enseñanzas, si la aplica en su contexto o simplemente hala textos de aquí y de allá para poder fundamentar sus mentiras y manipular a su público para llevarlos a hacer lo que quiere. Esto no lo podremos lograr si  en primer lugar nosotras mismas no amamos las Escrituras y pasamos tiempo en ellas para desarrollar nuestro discernimiento, lo cual nos lleva al siguiente punto.

Aférrate a la Palabra profética más segura

Existe una triste tendencia de muchos creyentes que andan de un evento a otro detrás de que Dios les hable y de que ministren “una palabra profética” sobre sus vidas. Dios ya proveyó la Palabra profética más segura para ti (2 Pedro 1:19) y quiere hablarte a través de ella todos los días.

Pasa tiempo en la Palabra de Dios, ve a ella en oración y con un corazón dispuesto y presto para escuchar Su voz. Ella es lámpara a tus pies y lumbrera a tu camino (Salmos 119:105), y es útil para enseñar, para reprender, para corregir e instruir en justicia (2 Timoteo 3:16). También, procura estar en una iglesia en donde la predicación bíblica sea prioritaria y haya verdaderos pastores y maestros de la Palabra que tengan amor por ella y por las almas que se congregan allí, entendiendo su responsabilidad delante del Señor de llevar un alimento e instrucción sana, porque es lo único que traerá transformación del corazón.

2 comentarios sobre “¡Cuidado con los lobos!

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