
Actualmente, estamos en una era en la que dar es bien visto, hay mucha conciencia sobre temas globales, sobre el hambre y catástrofes naturales en el mundo. También, la dadiva es un valor que suele usarse de la manera o por los motivos incorrectos. La propaganda de vivir para sí mismo (para complacerme y el famoso empowerment, amarme primero); ha hecho que dar sea una atracción hacia la acción misma de quien lo hace en vez de al hecho de haber suplido la necesidad de alguien. Como consecuencia, tal obra se puede convertir en un espectáculo solo para atraer seguidores, admiradores y exaltar la imagen de “buena gente”.
Pero en verdad que dar es un gran valor. Uno que viene como consecuencia de un corazón agradecido, de una actitud de plenitud con lo que se le ha dado y que es vulnerable ante las necesidades de los demás. Ser generosos es sinónimo de amor palpable, tangible. Y para esto, me encanta el correcto ejemplo de nuestro Señor Jesús durante su tiempo de ministerio de obras y milagros a lo largo de muchas comunidades por las cuales pasó. Donde quiera que iba siempre hubo necesidad; de palabra, de amor, de sanidad y de pan. Él dio de sí todo lo que tenía y se dio a sí (en cuerpo y alma) en favor de la Salvación y Redención de toda la humanidad. ¡Qué gran legado!
Veamos qué aprendemos en la lectura de Mateo 6:2 – 4 sobre esta enseñanza:
“Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti: Era una costumbre en los tiempos de Jesús el llamar la atención a sus donaciones para ser reconocidos como generosos. Hoy, la gente no toca su trompeta de manera literal, pero si saben cómo llamar la atención hacia sus acciones (ejemplo, las redes sociales).
Como hacen los hipócritas: Dichos intérpretes son llamados hipócritas porque eran actores, quienes actuaban como persona piadosa y justa, cuando en realidad no lo eran. Es el ejemplo de una persona que recibe abrazos de gratitud, y detrás de cámaras se lava las manos o se estruja el rostro para quitar el beso que le dieron.
En verdad os digo que ya han recibido su recompensa: Jesús le dice a aquellos que dan para recibir el aplauso de los hombres que esa será toda su recompensa. Al final, solo fue un momento de brillantes que no perdurará para siempre.
No sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha: Nuestro dar debe de ser oculto hasta de nosotros mismos. No podremos ignorar nuestras propias donaciones, lo que si podemos es negarnos ante cualquier autocomplacencia o auto-reconocimiento indulgente.
“Mantén la cosa tan secreta que hasta tú mismo difícilmente te das cuenta de que estás haciendo algo que es elogiable. Deja que Dios esté presente, y tendrás la audiencia suficiente.” (Spurgeon)
Y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público: Esta recompensa nada tiene que ver con la exaltación de nuestro ego, más bien con la fidelidad de Dios respecto de bendecirnos como resultado de obedecer su Palabra.
Dar es una virtud requerida, una necesidad imperante y un deber importante que tenemos como cristianas. Es hermosísimo ser generosos, desprendidos, benévolos al dar con dulzura. Realmente, es de los principales sinónimos que implican amar a nuestro prójimo. No se ustedes, pero ¡qué gratificante es Dar! Es un sentimiento muy hermoso, y ésta también es una recompensa. Estos versos también nos alientan y nos estimulan a dar correctamente:
- Dar nos da bendición. “Hay más bendición en dar que en recibir.” Hechos 20:35
- Dar le agrada a Dios. “Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría.” 2 Corintios 9:7
- Dar es libertad. “En cambio, el hombre justo da sin tacañerías.” Proverbios 21:26b
- Dar es una dicha. “Mas bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35b
Que bendición que nos sigas acompañando en esta maravillosa serie del Sermón del Monte. Nos encantaría que nos compartas;
- ¿Qué piensas sobre dar?
- ¿Tienes algún testimonio que ha marcado tu vida al tener una oportunidad de servir o dar a los más necesitados?
- ¿De qué manera otras maneras podemos dar?
- ¿Participas en tu iglesia en actividades de servicio comunitario?
- ¿Te gustaría ayudar a los necesitados y no sabes cómo hacerlo?
Dios es nuestro dador por excelencia: da su amor, su perdón, salvación, gracia, suple nuestras necesidades físicas y emocionales, nos bendice, nos guarda. Oremos pidiéndole un corazón con más amor, más agradecido y más generoso para siempre honrarle al poder ayudar, servir y amar a quienes más lo necesitan.
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