
Haciendo un resumen de la sección que hemos venido estudiando del Sermón del Monte (Mateo 5:17-20) Jesus enseña y aclara que el no vino a abolir la ley y los profetas. Él tuvo que hacer esta aclaración porque sus enseñanzas se oponían a la de los líderes religiosos. Al hablar en ese momento parecía como si Él estaba apartándose de todo lo que dicha ley decía. El pueblo estaba totalmente engañado con lo que conocían porque estaba infectado de tradiciones agregadas por hombres sin embargo Jesus cuando habla, Sus enseñanzas no la contradicen, sino que al contrario la eleva a un estándar superior de lo que ellos habían enseñado dándole la verdadera interpretación.
Es bueno saber esto al momento de nosotros estudiar el Antiguo Testamento porque muchas veces lo vemos tan solo como un grupo de historias de súper héroes a quienes admiramos y de quienes predicamos, pero nos quedamos tan solo ahí. Otras veces lo vemos como un conjunto de enseñanzas meramente morales. No está mal hacer esto pero el fin del Antiguo Testamento no es este, sino es llevarnos a ver a Cristo, quien le da el verdadero sentido, significado y propósito.
Recuerda también que cuando Él dice que vino a cumplir la ley, quiere decir que algunas llegarian a su culminación y consumación. Por ejemplo todo lo relacionado al sistema de sacrificios y el sacerdocio o la ley ceremonial descrito en Levítico apuntaban a Cristo y cumplió su cometido al El morir en la cruz. La ley civil quedo a un lado cuando Jerusalén fue destruida, el templo derribado y la Iglesia, Su cuerpo fue edificada. Sin embargo la ley moral que El cumplió a la perfección no ha cambiado y sigue vigente hoy.
Siguiendo entonces con nuestro estudio, ¿Por qué Jesus no podía abolir o anular la ley? El versículo 18 de Mateo 5 nos da la respuesta.
- Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo sea cumplido.
Este lenguaje era muy entendible en la época de Jesus. El comienza con un énfasis usado por los maestros antiguos: “De cierto os digo”. Lo que Jesus estaba a punto de decir debía ser considerado como algo muy importante. Era algo para prestar mucha atención.
Otro dato importante para poder entender este pasaje, la jota era la letra más pequeña en el alfabeto griego y la tilde una marca muy pequeña. Estas letras pequeñas podían marcar la diferencia en el significado de alguna palabra o si se omitía una de ellas.
Viendo estos detalles de este versículo lo que quiere decir es: les aseguro que nunca o hasta el fin de los siglos, desaparecerá o será anulada el más mínimo detalle de las Escrituras hasta que su propósito se cumpla. La palabra infalible de Dios tiene tanta autoridad que ni siquiera Jesus mismo podría anularla o quebrantarla al contrario el exalta la veracidad y confiabilidad de ella. Hasta que todo se haya cumplido se refiere a la vida de nuestro Señor, pero también a Su muerte, resurrección, segunda venida, juicio y reinado eterno.
- De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Continuando sus enseñanzas Jesus ahora confronta a los líderes religiosos en este versículo 19. Los escribas y fariseos categorizaron los mandamientos en positivos o mandamientos negativos, estos a su vez tenían mandamientos más importantes y mandamientos menos importantes. Esto era objeto de debate entre ellos y solo se concentraban en los más grandes.
Veamos dos ejemplos:
- En Mateo 22:34-40 los fariseos le preguntan al Señor cual era el gran mandamiento en la ley. El les respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
- Otro ejemplo esta en Mateo 23:23 cuando Jesus les dice: “Hay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.”
Con estos versículos podemos ver que Cristo les hablaba de grado o niveles en los mandamientos. Amar a Dios era mayor en grado de importancia que amar al prójimo. Hacer justicia y tener misericordia era más importante que diezmar. Realmente hay grados en la ley de Dios y hay una línea muy fina entre violar lo que se ve pequeño porque a los ojos nuestro no es importante pero para Dios si lo es.
Definitivamente los líderes religiosos lo acomodaron a su conveniencia, por eso Cristo cuando dice que cualquiera que quebrante se está refiriendo a que ellos no debían anular ni siquiera los que llamaban pequeños. Entiendo que al hacer esto era un desafío a la autoridad de Dios por eso Cristo le dice que serán llamados pequeños en el Reino.
Creo que nosotros los cristianos de este siglo también tenemos esa tendencia. Rechazamos pecados muy grandes: matar, homosexualidad, adulterio pero somos ligeros en cuanto a nuestra actitud con pecados como mentir, murmurar, envidiar, la ira, decir palabras corrompidas, el orgullo, la falta de perdón o dominio propio, la ira, el juzgar a los demás, la glotonería, etc.
También este texto aborda no solo la obediencia a los mandamientos sino también la forma en que uno enseña a los demás. Los fariseos hacían esto, la quebrantaban y hacían que otros lo hicieran. Sin embargo hay un lado positivo en todo esto, si la obedecemos y enseñamos a otros a hacerlo seremos llamados grandes en el Reino.
En el próximo articulo concluiremos esta sección para continuar aprendiendo, no te lo pierdas!
Para meditar:
- La ley moral de Dios sigue vigente hoy. Cumplirla no me salva, pero siendo una vez salva voy a vivirla.
- Todos los mandamientos de Dios son importantes y no es un buffet donde elijo los que quiero obedecer o no.
- Hacer esto es negarle a Cristo el Señorío total en nuestras vidas.
- Una vez más comprobamos que la Ley nos muestra el carácter santo de Dios.
Sigamos dando gracias al Padre por Cristo quien al morir por nosotros en esa cruz nos ha librado de la esclavitud en la que estábamos y que nos impedía deleitarnos en la ley de Dios que es santa. Gracias porque nos ha dado un corazón nuevo para amar su Palabra con todo lo que somos.