Bienaventurados los Misericordiosos

Quizás te ha pasado como a mí, que cuando escucho hablar de ser misericordiosa me imagino dándole dinero a un niño en un semáforo o donando ropa para un grupo de damnificados luego de un huracán. Ciertamente estos son ejemplos de misericordia, sin embargo, no es indispensable encontrarse frente a situaciones como esas para practicarla.

Mateo 5:7 dice “Bienaventurados los Misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia” (LBLA).

El diccionario de la Real Academia Española describe la misericordia como la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. Traducido a la vida del cristiano, la misericordia es un fruto de una nueva criatura cuyo carácter ha sido transformado por Jesucristo, que la lleva a compadecerse de los demás.

Me llama la atención que la misericordia no está limitada a una condición del corazón, no es algo personal ni de reflexión individual, sino que necesita ser manifestada con acciones intencionales hacia otras personas para poder tener la evidencia del fruto.

Compadecerse de los demás no es solo ofrecer un bien material a un necesitado, también es ayudar al prójimo con una labor, orar por un enfermo, ceder tu turno a alguien, escuchar un amigo que tiene un problema, tratar con amor a una persona que no te dió un buen servicio.

Además de la definición anterior, el mismo diccionario dice que la misericordia es “un atributo de Diosen cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas”.

Es interesante ver que el diccionario, que no es un libro religioso, pone a Dios como el ejemplo der ser misericordioso. Nosotras fuimos creadas a Su imagen, por lo cual esta virtud debe estar en nosotras.

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”, Mateo 7:12. Esto incluye ser misericordiosos. Si queremos que nos traten con misericordia debemos ser misericordiosas en nuestro diario vivir.

Daniel 9:18 relata que este profeta le pidió a Dios que se inclinara y lo escuchara, que abriera sus ojos ante la desesperación que sentía Jerusalén, cuando fue desolada por Dios a causa de su desobediencia. Daniel dijo “Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu misericordia”. Él estaba consciente de que no merecían la compasión de Dios.

A veces, ser misericordiosa implicará perdonar gente que amas y que te ha ofendido, ayudar a alguien que te hizo daño, favorecer a gente que ni siquiera lo merece. Sin embargo, tu referencia siempre debe ser la misericordia que el Padre Celestial ha tenido contigo, sin tú tampoco merecerlo.

Según Santiago 2:13 “El juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia”. El tema aquí en cuestión no es solamente que Dios bendice a los misericordiosos regalándole su misericordia, sino que, quien no practique la misericordia recibirá juicio sin misericordia, es decir, no es una opción, es un deber.

Otra perspectiva de ser misericordiosos la vemos en Judas 1:22-23 (NTV) que dice “Deben tener compasión (misericordia) de los que no están firmes en la fe. Rescaten a otros arrebatándolos de las llamas del juicio. Incluso a otros muéstrenles compasión pero háganlo con mucho cuidado, aborreciendo los pecados que contaminan la vida de ellos.”

Aterrizando esto a nuestro día a día, en algunas ocasiones nos tocará sentarnos con aquella chica que todos señalan como inmoral o compartir con compañeros que abiertamente desobedecen la palabra de Dios. Es nuestro deber acercarnos a esas personas porque si no, ¿cómo le predicaremos el evangelio? Sin embargo, debemos hacerlo con cuidado, sin caer en lo mismo que ellos practican.

La mayor misericordia que podemos manifestar para con otros es compartir las buenas nuevas de salvación, es un asunto de vida o muerte. ¿Cómo quedarnos calladas frente a gente que sabemos que no conoce al Señor? La palabra nos manda a rescatarlos, incluso, en algunos casos, a arrebatarlos del peligro.

Solo con la intervención de Dios podemos ser misericordiosas, Él es quien pone en nosotras el querer como el hacer. Meditar en su palabra y procurar la guianza de su espíritu nos ayudará a ser misericordiosas y por ende bienaventuradas.

Teniendo claras estas ideas, reflexionemos en las siguientes cuestionantes:

  • La última vez que alguien te ofendió o hirió, ¿le trataste con misericordia o te concentraste en el daño que te hizo esa persona?
  • ¿Con qué frecuencia practicas la misericordiosa hablándole de Jesús a la gente inconversa que Dios ha puesto cerca de ti?

Estas preguntas no pretenden señalarte, sino más bien animarte a que vayas a los pies del Padre Celestial en humillación, le ruegues por su misericordia y le pidas que te ayude a darla por gracia a los demás.

Reto de esta semana: Incluir en tus oraciones diarias la petición de ser misericordiosa y prepararte para las ocasiones donde tengas que ponerlo en práctica.

¡Dios nos ayude!

4 comentarios sobre “Bienaventurados los Misericordiosos

  1. Me siento muy sola en este blog de wordpress, estimada hermana….hace dos días lo inicié y nadie me ha comentado ninguno de mis escritos, he colocado varias de mis experiencias espirituales con el anhelo de alcanzar algunas almas y que lo allí expresado les ayude a avivar su fe en Dios…te invito cordialmente a visitar mi enlace de mi blog titulado: jesucristomirefugio135802718.wordpress.com He podido observar que las personas que ya tienen muchos comentarios en sus entradas, entre ellos arman un grupito, y se olvidan de los que recién llegan con un blog nuevo y cero comentarios, a lo mucho colocan un «me gusta» en una sola entrada, y nunca más te vuelven a visitar….lo he podido observar porque desde la primera semana de abril he abierto otro blog de poemas en verso y prosa, y no tengo hasta el momento ningún comentario, siendo que yo les he colocado comentarios a varios poetas….eso yo lo llamo egoísmo humano. Incluso también les he colocado comentarios a diferentes hermanos cristianos, entre ellos a un pastor….y ninguno se ha dignado comentarme nada. Espero tu visita, y disculpa que me haya extendido. Dios te bendiga.

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