Jesús, la Cruz y la buena noticia.

Todos le seguían. Sus milagros causaban conmoción donde quiera que Él los hiciera. Los discípulos estaban tan contentos, y creo que yo también lo estaría de saber que tengo al lado, a nada más y nada menos que a Jesús. Pero de repente Él dice que va a morir por los pecados de la humanidad. Wow, pero espera un momento Maestro, ¿Cómo así? ¿Tan rápido te vas? Pero tú no has hecho nada, ¿Cómo que te van a crucificar?

Hoy en día la muerte de Jesús en la cruz representa esperanza y gozo y sin lugar a dudas, esa cruz es el símbolo universal del cristianismo y el elemento clave a través del cual se lleva a cabo la obra redentora de nuestro Jesús, pero no se sintió así de esperanzador en ese momento.

El dolor que representaba el peso de la ira y la separación con Dios, es indescriptible. En Mateo 26:38-40 podemos ver la agonía de Jesús: Entonces les dijo: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras.”

Un día como hoy recordamos ese sacrificio, esa muerte vil por la que tuvo que pasar Jesús por nuestra redención, propiciación, justificación, reconciliación, santificación y glorificación, todo esto a precio de sangre y dolor.

Ahora bien, ¡la historia no termina aquí! Sin crucifixión, no habría resurrección y sin resurrección no habría evangelio, el evangelio que hoy disfrutamos, ¡las buenas noticias del cumplimiento de la promesa más esperada! Jesús: el plan diseñado por el Padre para la salvación eterna de la humanidad, que se perdió cuando el hombre se separó de Dios como consecuencia de su pecado. Esta noticia ha sido la única noticia que ha prevalecido a pesar del tiempo y las generaciones y ha impactado tanto la humanidad, que incluso marcó un antes y un después en la historia.

Definitivamente hay un Dios en el cielo que es amor y misericordia. Un Dios lleno de gracia y bondad que ideo el plan perfecto de redención, de salvación para todo aquel que creyera en Jesús, el que llevo a cabo este plan, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

La buena noticia es esta: que Dios demostró su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros, Romanos 5:8. El castigo de muerte que merecíamos, Cristo lo pago al morir en la cruz del Calvario y venció las tinieblas al resucitar al tercer día. Sin embargo, para ser salvos hemos de creer en este sacrificio, en la veracidad de la muerte y resurrección de Cristo y la esperanza de Su regreso.

Cristo es el único camino, la única verdad y la vida misma y nadie va al Padre sino a través de Él. Es por la fe, no por lo que pueda hacer o dejar de hacer que obtengo la salvación.

La muerte de Jesús en aquella cruz es la demostración del inagotable amor, la gracia escandalosa y el despliegue misericordia más exuberante que Dios haya hecho para restaurar la relación con el hombre.

¡Cuán bienaventuradas somos! ¿Cómo callar y guardarnos esta salvación tan grande? ¡Es que debemos proclamarlo a todo el mundo! ¿Cómo no vivir agradecidas de nuestro Padre por la provisión del último cordero a sacrificar por nuestra salvación? ¡Gracias Dios!

 

 

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