
El tema de la trinidad, históricamente hablando, siempre ha sido motivo de debates y confusiones dado su complejidad.
Les confieso que la primera vez que comencé a adentrarme en el tema, fue impactante entender como la misma Biblia es tan clara en cuanto a la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo por separado. Si bien cada una de las personas de la trinidad son iguales en atributos, difieren en algunos aspectos. En esa ocasión hablaremos de la obra del Padre.
El papel del Padre en la creación y en la redención ha sido planear, dirigir y enviar al Hijo y al Espíritu Santo. Vamos a ver varios versículos que los sustentan; antes de ello quiero citar un párrafo de un escrito que encontré mientras estaba leyendo sobre este tema:
¨Cuando decimos “Dios”, generalmente nos referimos a él en el sentido que incluye las tres personas de la Deidad. Ahora bien, cuando decimos “el Todopoderoso” o “el Altísimo” nos referimos principalmente a Dios el Padre. Dios el Padre se nos manifiesta con más claridad en el Nuevo Testamento que en el Antiguo Testamento por el hecho de haber enviado a su Hijo al mundo. Jesús habló de su Padre y nos mostró a su Padre. Él y el Espíritu Santo glorifican al Padre. Así la prominencia dada a ellos en el Nuevo Testamento atrae nuestra atención hacia el Padre. Quizá en ningún otro lugar en la Biblia podemos ver tan claramente el carácter y la obra del Padre como en la oración del Padre nuestro (Mateo 6.9–13)¨
Ahora veamos puntualmente atributos del Padre según la Palabra:
El Padre es Dios
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito (Juan 3.16)
Pedro también reconoce que Dios es el Padre cuando dice: Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer (1 Pedro 1:3)
Pablo igualmente le da el mismo reconocimiento, diciendo: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación (2 Corintios 1:3)
Cada una de estas declaraciones dan al Padre la distinción de ser el Dios verdadero.
Creador del universo
Dios Padre dijo las palabras creadoras para hacer que el universo llegara a existir.
Hace mucho tiempo, Dios (Padre) habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. (Hebreos 1:1-2)
En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. (Génesis 1:1)
Envió a Su hijo al mundo
¿Al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? (Juan 10.36)
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gálatas 4:4-5)
Envió al Espíritu Santo
Jesús dijo: “El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre” (Juan 14.26).
Él contesta las oraciones de su pueblo
“Para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15.16).
Él es el autor de la Salvación
En realidad, no hay salvación en la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no tengan parte, pero estos versos enfatizan la obra del Padre en la misma:
Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere (Juan 6.44).
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 6:23)
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2:3-4)
Es el Padre de todos los que creen en Cristo
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.; (Juan 1:12-13)
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. (Romanos 8:16-17)
Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior (Efesios 3:14-16)
Faltarían muchos más versos para hablar de la gloria eterna, abundante gracia, amor y grandeza de nuestro precioso Dios, pero creo que considerando estos pocos, nuestro El Padre merece toda nuestra obediencia sin condición y alabanza constante.