
Recientemente me interesé por el mundo del fitness y el gimnasio. Al principio no puedo negarles que me parecía muy incómoda la ropa deportiva, tan ceñida al cuerpo, corta y muy expuesta ante los demás. Entre las dudas que me surgieron estaba; ¿Por qué no se habla de la ropa modesta de gimnasio femenina?
Es decir, veo que en la iglesia y en la playa nos vestimos con modestia, pero en el gimnasio ya no importa que se vea el brasier deportivo, los leggins sin camiseta larga, los pantalones súper cortos y bien marcados, las camisetas transparentes, la espalda y parte lateral descubierta, entre otros que usted y yo sabemos.
Volvemos a lo mismo, queremos dividir nuestra vida por lugares y personas. En la iglesia junto a cristianos de una manera, en la playa de otra forma, pero en el gimnasio es una historia distinta. No tomamos en cuenta la sexualidad que nos arropa desde las diferentes plataformas digitales, anuncios en la calle y en los lugares que frecuentamos, terminamos sumando más al montón, cuando estamos llamadas a ser diferentes.
Para eso vamos a leer algunos versículos de 1 Pedro 1 (Te animo igualmente que estudies este carta con más tiempo y verso por verso, te aseguro que es un rico manjar). Déjame darte un trasfondo de esta carta.
La escribió uno de los apóstoles de Jesús y la razón fue animar y exhortar a la iglesia perseguida, en especial a creyentes gentiles en cinco provincias de Asia Menor que experimentaban sufrimiento como resultado de su fe en Cristo. Nerón el Emperador de Roma en ese momento 64 d.C., había inculpado a los cristianos de haber quemado varias zonas de Roma, cuando en realidad había sido el en sus ansias de reconstruir la ciudad.
Ahora leamos:
1 Pedro 1:1-5
Salutación
1Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, 2 Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. (NTV)
Una esperanza viva
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Analicemos un poco:
-Pedro, el que negó a Jesús tres veces, sigue firme en la fe y quiere alentar a sus hermanos en Cristo cuando escribe esta carta.
-Se dirige a cristianos que han huido a 5 ciudades; Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Estos sufrieron persecución por ser extranjeros, así como tú y yo lo somos, pues nuestra ciudadanía no es terrenal, sino celestial. Al ser hijas de Dios, pertenecemos a Su familia y nuestro hogar es junto a al Padre en los cielos, estamos aquí temporalmente.
-Pedro recuerda que han sido elegidos por el previo conocimiento de Dios, no buscaron serlo, el decidió seleccionarlos. También han sido santificados por El para la única tarea de obedecer a Cristo. ¡Wow, esto es para nosotras también!
– Como resultado de esa elección fueron (y somos) rociados por la sangre de Cristo en la cruz quien tomo nuestro pecado y murió en nuestro lugar otorgándonos el beneficio de su vida perfecta permitiéndonos serle obediente, y santificándonos por medio de su Espíritu.
-En el verso tres vemos que Dios nos da un nuevo nacimiento por medio de la resurrección de Cristo, la vieja vida a ciegas pasó, ahora hemos sido adoptados en el reino de los Cielos, nuestros ojos han sido abiertos y tenemos un mismo Salvador, el Señor Jesucristo.
-La esperanza viva de nuestro nuevo nacimiento se resume en que recibiremos una herencia que no puede dañarse, que no está contaminada, no se deteriora, nadie puede quitarnos y que se encuentra en el cielo. Lo mejor es que mientras llega ese momento Dios nos promete preservar hasta el fin nuestra fe.
¡Cuántas verdades que reenfocan la visión de la vida! ¿Por qué andar pensando en vanidad de vanidades a la hora de ir al gimnasio, y no representar nuestra patria celestial a dónde pertenecemos? Si hemos sido elegidas y santificadas para obedecer (agradar) a Cristo, ¿Por qué buscamos la fama y gloria nuestra entre los demás? Pongamos esfuerzo en vestir pudorosamente en el mundo deportivo y seamos creativas e ingeniosas sin caer en el legalismo.
Nuestro tesoro está en los cielos, ¿Cuál es el tesoro que buscamos al subir fotos y videos que revelan cada músculo que estamos fortaleciendo si supuestamente nuestro fin es estar saludables para nuestro bien? He escuchado decir mucho a la hora de hablar de fitness “yo cuido el templo de Dios que es mi cuerpo”, pero no tienen amor ni cuidado hacia el templo del prójimo cuando descuidan la modestia en esta área, sabiendo que tenemos el poder de provocar incluso sin proponérnoslo.
Que estemos fuera de nuestros hogares, trabajos e iglesias ejercitándonos no significa un permiso para olvidar nuestra ciudadanía, todo lo contrario, es un reto para nosotras llevar el evangelio a todo lugar, incluso sin necesidad de decir una sola palabra. De hecho, deberíamos ser los más preocupados por una vida saludable combinado con ser “EJEMPLO de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” Como se le dijo a Timoteo (1 Tim 4:12).
Excelente artículo Katherine.
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Gracias, la gloria sea al Señor 🙂
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Gracias por tan buen contenido. Me hace reflexionar mucho.
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