
En algún momento te has preguntado: ¿Cómo luce una mujer piadosa? ¿Cómo puede tu vida cumplir el propósito eterno para el cual Dios te creo? Gracias a Dios, Su palabra nos da la instrucción que necesitamos, y también nos provee de los modelos a imitar, mujeres que ilustran lo que significa andar con Dios y ser usadas por Él.
Aunque estas mujeres vivieron en ambientes muy distinto al nuestro, ellas enfrentaron muchos de los retos que tú y yo enfrentamos hoy en día. Ellas eran hijas, esposas y madres; ellas fueron jóvenes, adultas y de edad avanzada; ellas tuvieron que luchar con los misterios de la vida y la muerte, la fe y la duda, el gozo y la tristeza.
Demos gracias a Dios que en Su palabra podemos encontrar muchas mujeres piadosas cuyos ejemplos podemos seguir y cuya fe y virtudes podemos imitar.
Mujeres como:
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María – Humilde
Maria fue elegida entre diversas jóvenes para ser la madre de nuestro Salvador. Quizás eso pudo haber llevado su corazón al orgullo o a la altivez. Sin embargo esta joven dijo algo que todas nosotras necesitamos decir diariamente a Dios: Entonces María dijo: Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva; pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada (Lucas 1:46-48).
Su humildad, al ponerse en las manos de Dios y cooperar con el Señor en su gran misión, es algo realmente hermoso y maravilloso que cada una de nosotras debe imitar.
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Ana – Perseverante en la Oración
La vida que estaba viviendo Ana no era nada fácil. Su marido tenía dos esposas, Penina quien despreciaba y difamaba a Ana porque era estéril y no podía tener hijos, situación que era considerada como una especie de maldición en su época. Ana cargaba una gran tristeza en su corazón a causa de todo esto. Pero no desistió de tener un hijo y no se entregó a la murmuración, o a la queja, sino que fue perseverante en la oración. Por eso cuando tuvo a su hijo Samuel pudo decir: … Porque se lo he pedido al Señor (1 Sam. 1:20b).
Que hermoso es que podamos ser persistente en nuestras oraciones, con la certeza de que Dios cumplirá su perfecta voluntad en nuestras vidas.
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La Mujer Samaritana – Fervor Misionero
Esta mujer tuvo un gran encuentro con Jesús cerca de un pozo donde fue a buscar agua. Jesús le reveló los errores que había cometido en el pasado y en el presente, y le dijo algo muy poderoso que impacto su corazón. Y ¿cuál fue el resultado? El fervor misionero que se apoderó de su corazón. Rápidamente dejó todo y llevo las palabras de Jesús a su pueblo, un pueblo que no lo conocía: Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo? (Juan 4:28-29).
Cuantas maravillas Dios ha hecho en nuestras vidas con la que podemos predicarle, enseñar a los demás y motivar a otras a tener amor misionero.
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Mujer Virtuosa de Proverbios – Carácter
Los últimos versículos del libro de proverbios están dedicados a alabar el carácter de una mujer que no tiene nombre, pero que bien podría ser una de las más grandes mujeres de Dios, que existieron y que aún existen en nuestros tiempos. Esta mujer presenta hermosas virtudes en el cuidado de su hogar, de su familia, su esposo, sus hijos; la forma honesta y dedicada con la que trabaja; el gran ejemplo que le da al prójimo y a nosotras mismas, la forma sabia con que vive su vida. Estos pasajes nos muestran un resumen de las cualidades que como mujeres de Dios debemos cada día pedirle que nos ayude a desarrollarla y que sean importantes para nosotras.
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Abigail – Pacificadora
Ella era una mujer juiciosa y de buen parecer y con un recto sentido moral. Por medio de su delicada persuasión previno que David cometiera una locura de derramar sangre sin causa. Ahora pues, señor mío, vive el Señor y vive tu alma; puesto que el Señor te ha impedido derramar sangre y vengarte por tu propia mano (1 Sam. 25:26b).
Ser pacificadoras es una virtud que podemos aprender de Abigail, transmitir paz en nuestro entorno, en nuestra familia, en nuestro matrimonio, en nuestras relaciones, en nuestra iglesia, etc. es de mujeres piadosas.
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Loida y Eunice – Enseñaron fielmente las Escrituras
Unos de los mayores ejemplos de Instruir a nuestros hijos, alumnos y familiares, en la Palabra de Dios es el de estas mujeres. En la familia de Timoteo reinaba la tradición cristiana. Conocemos nombres en tres generaciones. Detrás de Timoteo está Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una “fe no fingida”, que ha pasado de uno a otro.
Entendemos que la fe no es impartida por los padres sino que procede de Dios. Pero Dios se complace en permitir que su bendición sea creciente en las sucesivas generaciones.
Pidamos a Dios a cada instante que podamos seguir el ejemplo de Loida y Eunice, cuya intensidad espiritual fue contagiada a sus hijos.
Mientras estudiamos y seguimos los pasos de estas mujeres llenas de hermosas virtudes, pidámosle a Dios que nos instruya en Sus caminos y que podamos cada día encontrar modelos para nuestra propia vida en Su palabra y en nuestro entorno y que cada una de nosotras podamos ser modelos para otras hermanas en la Fe.