
“Que la belleza de ustedes no sea la externa que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí tiene mucho valor delante de Dios.” 1 Pedro 3:3-4 NVI (énfasis añadido)
¿Por qué hablamos tanto de la modestia, de ser modestas, de vestir con modestia? ¿Qué tanta importancia tiene la connotación de esta palabra en nuestras vidas como chicas cristianas? ¿Por qué debería ser relevante para nosotras?
Amada hermana, todo radica en el corazón. La modestia es una virtud que se refleja en nuestra actitud, la cual resulta como moderada y templada; implica contenerse, limitarse. La modestia va de la mano con la humildad, por lo que a una persona modesta se le tilda de humilde, de falta de vanidad o engreimiento. También, una persona con carácter modesto tiende a restar importancia a sus propias virtudes y éxitos, no le pesa reconocer sus defectos u errores. La modestia también regula el comportamiento, lo que resulta en ser menos egoístas.
Muy a menudo la sociedad moderna ve esta cualidad como negativa, porque hoy día se considera muy importante la centralización en el yo (la autoestima, la autovaloración, el auto respeto, la libre expresión propia y la aceptación mutua sin oposición alguna). Centralizar el yo, trae consigo lo contrario de la modestia: el orgullo. Y el orgullo siempre va de la mano con: egoísmo, arrogancia, alarde, soberbia, autosuficiencia, jactancia, alabanza propia, petulancia, presunción, desdén, vanagloria, altivez, prepotencia. Y estos promueven el hedonismo, el relativismo, el consumismo y, la vanidad, que son parámetros muy vistos en nuestra actual sociedad y cultura post moderna.
Como resultado de estos “ideales” sin darnos cuenta tendemos a cuestionar todo, diciendo: ¿por qué no puedo hacer esto o aquello? ¿Por qué no puedo pensar en mi misma y mi propio bienestar y felicidad? – Cuando en realidad debemos preguntarnos, ¿por qué siento la necesidad de hacer esto o aquello? ¿Qué importancia tiene esto para mí? ¿Por qué lo anhelo? ¿Qué dicen estas cosas de mi corazón? ¿Es mi prioridad honrar a Dios ó complacer mis deseos?
“El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos”. Salmos 138:6 NVI
No sé qué crees pero, es fuerte leer esto; el Señor mira de lejos a los que practican orgullo, en realidad lo detesta pues el orgullo es lo que nos mantiene lejos de Él. Fue el orgullo el primer pecado del hombre y es el que más nos cuesta dejar salir. Pero, leemos en Salmos capitulo 51 en su verso 17 que el Señor nunca va a desconsiderar a una persona que venga delante de Él con actitud quebrantada y arrepentida. “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”. Salmos 51:17
¿Cómo podemos percatarnos de la realidad de nuestro corazón?
- Al comportarnos: nuestras acciones, la manera en que nos vestimos, los valores que promovemos, las ideas que defendemos, nuestra mirada, ¿son sencillas, reflejan a Cristo? Efesios 5:1
- Al hablar: las palabras que decimos, ¿son de edificación? Efesios 4:29
- Al pensar: los pensamientos que generamos, ¿son honestos, justos, puros? Filipenses 4:8
- Al relacionarnos: las relaciones que cultivamos, los amigos que elegimos, los amigos que somos, nuestra relación con nuestros padres y hermanos en la fe, con nuestros compañeros de vida, con nuestros hijos, ¿Son tratados como nos gustaría ser tratadas a nosotras? Lucas 6:31
La modestia del corazón radica en reconocer nuestra insuficiencia sin Dios, lo pequeñas que somos delante de su Grandeza y Majestad, de darnos cuenta de que todo es por Su gracia inmerecida, Su amor infinito y Su misericordia que se renueva cada día a nuestro favor. Que de Él depende todo a nuestro alrededor y que nuestros anhelos y deseos deben estar sujetos a Su soberana voluntad y propósito para nosotras.
Cultivar la modestia de nuestro corazón, es una tarea para cada día. Por lo que, quiero compartirles, en un archivo adjunto, algunas preguntas reflexivas que evidencian orgullo, a veces de manera que no imaginamos en nosotras, la cual escribiera Nancy DeMoss Wolgemuth en su serie “Un examen de orgullo” a través del ministerio Aviva Nuestros Corazones. Mientras las lees, tómate el tiempo, con la guianza del Espíritu Santo en oración y determina cuales características o evidencias apuntan a ti misma, a tu propio corazón. Esto nos ayuda a identificar esas áreas que debemos someter ante el Señor.
Es nuestra oración que por medio de Su palabra podamos volver nuestros corazones a Dios con humildad, y vivir una vida con modestia, que le refleje y le honre.