Cultivando una completa dependencia de Dios

Cuando hablamos de cultivar a lo que nos referimos es a desarrollar o mejorar de manera intencional una actividad, en este caso, nuestra dependencia de Dios. Como mujeres creo que este tema es muy retador porque nuestra tendencia es a depender de nosotras mismas. Vivimos un tiempo donde la cultura actual nos estimula a ser muy independientes, de hecho, creo que tenemos en nuestro ADN el querer controlar todas las cosas, hacerlas cuando queremos y a nuestra manera.

Y la causa de hacerlo así, la Biblia le llama orgullo. Si vamos un poco atrás recordaremos como nuestros padres fueron engañados a vivir independientes de Dios. La mentira que compraron fue que ellos serían iguales a Dios, afectando nuestras acciones, nuestras decisiones y la manera como las tomamos.

A mí me ha pasado muchas veces que en cualquier situación mi primera reacción es tomar las riendas o tomar el control. Nos da temor el futuro o lo que pueda pasar. Por mi parte, soy muy planificada y tiendo a concentrarme y esforzarme de más para lograr que las cosas pasen como entiendo que deben pasar. Pero cuantas veces he chocado con la realidad de que mis esfuerzos no son suficientes porque muchas veces las cosas que enfrentamos están fuera de nuestro control. Luego al final sé que Dios me permite chocar con dicha realidad para que entienda que Él es el que está en total control y no yo.

Dios quiere que entendamos esto, porque como vimos, nuestra naturaleza es buscar seguridad y refugio en algo terrenal y la Biblia dice que lo terrenal es pasajero por lo que, si nos aferramos a algo así, vamos a perderlo. También eso a lo que nos aferramos se puede convertir en un ídolo y Dios no quiere que su lugar lo ocupe otra cosa que no sea El.

Jamás seremos iguales a Dios en el sentido de que nunca podremos sustentarnos por nosotras mismas. Necesitamos a Dios para respirar, necesitamos a Dios para alimentarnos, para movernos, para vivir. O acaso la Biblia no dice que Él es quien sustenta todas las cosas? (Hebreos 1:3) No es Dios quien sostiene su creación? (Colosenses 1:17) No fue Dios que formo cada parte de mí, cada célula y cada fibra de mi ser? (Salmo 139:13-16). Definitivamente necesitamos a Dios quien es superior a nosotras EN TODO el sentido de la palabra para poder estar bajo su protección.

Por eso entiendo que depender de Dios es amarle y obedecerle. Es rendirse humildemente a Su voluntad y es confiar en El pues tiene todo el poder de llevar a cabo lo que planifica (Isaías 14:24). Sus planes son santos, justos, perfectos pues Él es un Dios santo, es amor, todo lo bueno viene de El (Santiago 1:17) y Él trabaja todas las cosas para bien para aquellos que lo aman y son llamados de acuerdo a su propósito santo (Romanos 8:28) Así que Sus decisiones para nosotras son buenas. ¡Créelo hermana, son buenas!

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Aquí les dejo algunas maneras prácticas de cultivar en nuestras vidas una total dependencia de Dios:

Sumérgete en Su Palabra: Dios se ha revelado en ella por lo que, al exponerte todos los días conocerás más de sus atributos y así confiaras más en El. También veras como cada una de sus promesas registradas en ella se han cumplido a cabalidad y la historia junto a sus registros están para confirmarlo (Números 23:19). Busca en ella la instrucción, recuerda que es la verdad absoluta, así que en el momento de la duda, la confusión, el conflicto entre lo que tu u otros creen y lo que ella dice, que sea esta la que tenga la decisión final (Salmo 85:8).

Busca el Contentamiento: llegaran momentos donde nuestra fe será probada, en escasez, en dolor, angustias o persecución mientras estamos en este mundo caído provocando muchas veces ansiedad y desesperación llevándonos a tomar malas decisiones y tentándonos a tomar el asunto en nuestras propias manos. Estas circunstancias externas no son las que nos deben gobernar sino la actitud interior del contentamiento, lo cual debemos aprender (Filipenses 4:4-13).

Permanece en Cristo: separadas de El no podremos hacer nada. Muchas veces luchamos con el hecho de querer lograr incluso crecer y llevar frutos espirituales con nuestros esfuerzos y una rama por sí misma no puede dar fruto. Vivir la vida cristiana a la manera de Dios depende totalmente de cuanto estamos en Cristo y permaneciendo en El. (Juan 15:1-8).

Ora: cuando lo haces, les estas diciendo a Dios cuanto dependes de Él pues estas reconociendo que El cumple lo que promete, y crees en Su poder y soberanía. Les estas diciendo que confías en su provisión. Además el mandato es de presentarlo todo a Él (Filipenses 4:6).

Mi oración es que podamos crecer en estas disciplinas para dejar de confiar en nuestras propias fuerzas y aprendamos a confiar y depender totalmente de nuestro Creador en todo tiempo.

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