Ética Cristiana

Estamos viviendo en una sociedad donde converge solo dos cosas: “yo y mi bienestar”. Por esto que el hedonismo, el consumismo, el relativismo y el materialismo; que son hijos del egoísmo, son ideales que se desprenden de esta corriente filosófica que se ha tornado con veracidad, y hace creer que importa más mi propia persona para lograr “ser feliz”.

Por consiguiente, se ha pretendido convertir en algo normal temas tan complejos como la promoción del homosexualismo, el aborto, el racismo, y otros como la corrupción, la delincuencia y las injusticias.

Pese a esto, como chicas cristianas y como jóvenes que creemos y anhelamos hacer la voluntad del Señor, nos compete, nos incumbe y nos corresponde aferrarnos con desesperación a la verdad absoluta y veraz de la Palabra de Dios.

Aplicar el concepto de Ética Cristiana nos ayuda a desglosar de manera intencional lo que esto implica para nosotras. La ética cristiana asume dos puntos fundamentales: la existencia de Dios, y la autoridad de las Santas Escrituras como revelación de Su mente y voluntad. En relación con nuestra conducta, significa que tenemos absolutos morales, y por tanto Ética, o un deber moral innato. Así que podemos decir que la ética es ese deber moral innato en todo ser humano.

Por tanto, si la existencia de Dios es negada, entonces la moralidad y la ética automáticamente desaparecen; la conducta humana caería bajo la esclavitud de un relativismo moral interminable. Y, realmente creo que estaríamos muy cerca de vivir esta carencia debido a que muchas personas dicen “creer” en Dios, el problema de esto radica en que cuando negamos sus preceptos entonces nos constituimos en esclavos de lo malo. Necesitamos, pues, una ética de valores morales absolutos, que regule la conducta entre los seres humanos (Mateo 7:12), y que sean regidos por la verdad, equidad y compasión del carácter de Dios.

Partiendo de esto, la Ética Cristiana tiene tres (3) elementos fundamentales:

1. La verdad

Verdad se deriva de la palabra hebrea zemeth que significa algo firme, autentico y solido (fidelidad, confiabilidad). La biblia es clara en cuanto a la verdad. Dios es el Dios de verdad (Isaías 65:16). Jesús, es la verdad (Juan 14:6), y el Espíritu es la verdad (1 Juan 5:6). La palabra de Dios es verdad (Juan 17:17). Todas las obras de Dios son verdad (Deuteronomio 4:37). Sus consejos son verdad (Isaías 25:1). Sus juicios son verdad (Romanos 2:2). La iglesia es columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15).

Nuestro Señor está más interesado en la demostración viviente, real y palpable de la verdad, que en una presentación teórica de la misma. Por lo tanto, como hijas de Dios debemos ser motivadas con pasión por la verdad, debemos amar la verdad porque en ella tenemos libertad (Juan 8:32) y nos santifica (Juan 17:19).

2. La justicia

La justicia es una virtud que hoy en día es difícil definir y entender su aplicación. Pero, la biblia nos ofrece una descripción aplicable a todo trato y relación con nuestro prójimo y está en la instrucción dada por el Señor Jesús: “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos”. Mateo 7:12

Esto significa que, debemos hablar de los otros como nos gustaría que hablaran de nosotras en iguales circunstancias. Lo que nos lleva a afirmar que: Hablar con justicia es aquella virtud del alma que inclina al hombre a hablar de su prójimo con bondad y sin engaño. La fuente donde brota esta virtud santa es el anhelo de ser bueno como lo es Dios, y, Dios es bueno en gran manera. La justicia es igual a equidad, rectitud, honradez, honestidad, integridad; la justicia ama lo bueno y lo decente.

3.      La bondad

 “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:39). El amor o bondad a nuestro prójimo es algo que sabemos bien, pero que a veces se dificulta aplicar. Así que, en la ética, ejercer bondad es una regla sencilla: Lo que Tú quieres que se diga y haga por ti, tanto en público como en privado, dilo y hazlo por tu prójimo. No es una tarea fácil, y como hijas de un Dios de un amor tan inmensurable, es propicio comprometernos con esta virtud cada día.

De acuerdo a estos elementos, la ética cristiana nos impulsa a vivir, promover y defender los valores o virtudes morales que son absolutas, de acuerdo a los preceptos de Dios (dados a través de su Palabra). Procurar la verdad en todo (aun en las pequeñas cosas), vivir en paz con nuestro prójimo acorde a la justicia y la bondad, nos mantendrá en vanguardia en contraposición a estos tiempos que amerita con urgencia estas acciones.

Les comparto este precioso texto que encontramos en Salmo 19 del verso 7 al 14, para que reflexiones en esta enseñanza, mientras elevas oración al Señor pidiendo revelación y guianza por medio de su Palabra para vivir de manera que le honre y glorifique. Bendiciones!

La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. 

⁸ Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. 

⁹ El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;

¹⁰ deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal.

¹¹ Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa.

¹² ¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos.

¹³ Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia; que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro, y seré absuelto de gran transgresión.

¹⁴ Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, roca mía y redentor mío.