
Haciendo un resumen de lo que hemos venido compartiendo acerca de Efesios, recordemos que esta carta fue escrita para fortalecer la Iglesia de Éfeso, una iglesia estaba rodeada de paganismo y materialismo, compuesta por gentiles en su mayoría y Pablo guiado por el Espíritu Santo, les recuerda cuál era su Identidad.
El Señor sabe que nosotros como cristianos podemos en algún momento de nuestro camino, desenfocarnos y olvidar la razón de nuestra existencia, lo que somos como creyentes. Él sabe que recibimos los ataques y opresión de un mundo o sistema que nos empuja a someternos a su estilo, a sus filosofías, valores e ideologías contrarias a la verdad. Por eso tiene mucho sentido lo que se nos habla en los capítulos 1 y 2 acerca de lo que somos y de lo que tenemos en Él.
Ahora nosotras sabemos cuál es nuestro origen, sabemos que somos parte de una familia, de un pueblo, que tiene su propio sistema de valores, regido por la Verdad Absoluta de Dios y sabemos cuál es nuestro destino.
En la segunda sección del capítulo 2:11-22 aprendemos como en el Antiguo Testamento Dios había escogido a Israel como su pueblo, dándoles privilegios (Romanos 9:4-5) y promesas que ningún otro pueblo tenía (Isaias 43:1). Dios quiso glorificarse a través de ellos (Isaias 49:3). En cambio, los Gentiles, aquellos que no eran judíos, estábamos separados de Cristo y excluidos de la ciudadanía de Israel, no teníamos esperanza. Pero por la sangre de Cristo, nuestros pecados fueron perdonados, no solo para nosotros los gentiles, sino también para los judíos (V.16) reconciliando así a ambos pueblos en un solo cuerpo por medio de la cruz. Ambos necesitábamos la cruz, ambos necesitábamos la obra pacificadora de Cristo. No hay dos pueblos sino un solo cuerpo, Su Iglesia (Gálatas 3:28).
Es importante que hagamos mención de estos versículos más arriba porque el capítulo 3 es la continuidad acerca del tema de Judíos y Gentiles:
Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; 2 si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; 3 que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, 4 leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, 5 misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: 6 que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.
8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; 13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.
Hay que prestar mucha atención en este capítulo para poder entenderlo. Los versículos 1 y 14 es una misma idea, donde y entre los versículos 2 y 13 hay un paréntesis, o una interrupción. El Señor nos habla de como se le había dado una encomienda al hermano Pablo. Él es el apóstol de los Gentiles y él quiere que los hermanos de Éfeso comprendan el plan de salvación, que sean fortalecidos en Cristo por medio del conocimiento espiritual y entiendan la libertad que tenemos en Él por medio de la fe.
Los Versículos del 1-6 Se nos explica que Pablo fue prisionero, pero de Jesucristo. Increíblemente no se menciona su prisión física, sino que el entendía que él estaba ahí con un propósito. Pablo era prisionero de Cristo para hacer su Voluntad. Él no quería que ellos se atribularan por eso, porque era para la gloria de ellos mismos. Dios eligió a Pablo para que fuera administrador de Su gracia. Él tenía la tarea, la encomienda de dar a conocer Su mensaje.
Aprendemos también sobre el misterio que antes había estado oculto y como vino a ser revelado. ¿Y qué misterio era este? En el Nuevo Testamento se revela que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo que incorpora a Judíos pero también a Gentiles, por medio de la fe en Jesucristo. Y es llamado así porque era oculto a las generaciones pasadas, pero ahora no, ya nosotros lo podemos ver y entender.
En los Versículos 7-12 se nos explica la tarea de Pablo como apóstol: anunciar entre los gentiles el evangelio de las de las inescrutables riquezas de Cristo. En esta sección Pablo continúa enseñando como la Iglesia no fue una idea posterior, sino que es parte del plan de Dios desde antes de la fundación del mundo. Ella es parte del plan redentor de Dios.
En este pasaje seguimos aprendiendo sobre nuestra posición en Cristo. Nosotros los gentiles somos bendecidos al igual que los judíos y juntos somos miembros de un mismo cuerpo, la Iglesia. Somos coherederos, tenemos la misma promesa de salvación e independientemente de nuestro grupo étnico, estatus social o género, cuando nos convertimos en creyentes debemos funcionar como miembros de esta familia.
Algunas aplicaciones:
- Dar gracias a Dios porque nos ha permitido ser incluidos en Su cuerpo. Dar gracias porque somos parte de un pueblo que anuncia Sus virtudes y mostrar Su sabiduría.
- Como miembros del cuerpo de Cristo, debemos servir a Dios y a los demás, demostrando al mundo el mensaje del amor y la gracia de Dios por medio de Jesucristo.
- Ver lo privilegiadas que somos porque tenemos tesoros inagotables a disposición por medio de Cristo.
- Dar gloria a Dios porque a pesar de que somos gentiles, hoy podemos tener acceso a Su presencia. Gracias a Cristo y a nuestra fe en Él podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza (Efesios 3:12).
Dios te bendiga!
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