Nuestra Posición en Cristo (2da parte)

En la entrega anterior de nuestro estudio de la carta a los Efesios aprendimos sobre su contexto y el propósito por el cual fue escrita. Esta carta habla de la supremacía de Cristo. En ella vemos lo que significa ser parte de Su cuerpo, de la unidad dentro del mismo y de cómo debemos vivir los que somos parte de Su iglesia, de la cual Cristo es la cabeza.

En los últimos versículos del capítulo 1, Dios demuestra su poder al resucitar a Cristo para luego sentarlo a Su diestra. Cristo tiene total dominio sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero. También se espera que nosotros podamos entender como el mismo poder que levanto a Jesús de los muertos y lo sentó a la diestra del padre es igual al levantarnos a nosotros de la muerte en la que nos encontrábamos. Y es aquí donde entra el capitulo 2, que es una conexión a estos últimos versos.

Pablo, inspirado por el Espíritu Santo continúa con la idea y describe de qué manera nosotros fuimos incluidos en ese plan eterno de Dios a través de la Salvación.

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Nuestra vida pasada:

El triunfo glorioso que Cristo tuvo sobre la muerte es también para nosotros por haber creído en Él. La condición espiritual en la que nos encontrábamos es descrita en los versículos del 1 al 3 para que nosotros apreciemos y quedemos maravillados en la posición que nos encontramos ahora.

Estábamos muertos (v.1): Vivos físicamente pero insensibles y sin sentido para comprender las cosas espirituales (1 Co 2:14) sin poder tener comunión con Dios. Y la causa era porque pecábamos deliberadamente. Lo hacíamos porque nacimos con esa naturaleza que nos llevaba a infringir la ley moral de Dios (Romanos 5:12).

Éramos esclavos (v.2-3): al seguir la corriente de este mundo. Nosotros nos amoldábamos, vivíamos bajo el sistema de valores que este mundo promueve. Éramos marionetas de otros. No importaba si lo que otros definían como bueno, valido e importante era contrario a Dios y Su palabra, nosotros lo seguíamos. Éramos totalmente influenciados por el príncipe de la potestad del aire quien de manera intencional trabaja junto con sus huestes de maldad en nuestros corazones para llevarnos a pecar contra el Señor.

Él es Satanás, engañador, astuto, quien se disfraza de ángel de luz para distorsionar la verdad. Él ha sido capaz de crear todo tipo de ideologías contrarias a la Biblia para que las personas la sigan y lleguen a su propia destrucción (2 Co 10:5 a) Ahora bien, el texto destaca que también hacíamos la voluntad de nuestra carne. Somos tentados por nuestra propia concupiscencia (Gálatas 5:19-21), nos dejábamos arrastrar por nuestros deseos egoístas.

Éramos hijos de ira (v.3): la ira de Dios estaba sobre nosotros debido a que Él es justo. El aborrece el pecado y aborrece al que lo comete. Dios abomina al perverso (Colosenses 3:6)

El amor de Dios:

La preposición  “pero” del versículo 4, es tan consoladora, porque lo que se ha descrito más arriba acerca de nuestra pasada condición era algo terrible. Sin embargo, la frase: “pero Dios”, nos da la idea de cómo Él intervino para trasladarnos de una posición a otra. Dios es rico en misericordia Y NOS AMA con un amor que excede todo conocimiento, es incomprensible cuando realmente merecíamos ser condenados.

Nos dio vida (v.5): Ya no somos más insensibles a las cosas espirituales. El velo se nos ha quitado, ahora podemos ver las verdades eternas, nuestros valores han cambiado, tenemos otra perspectiva de ver el mundo. Ahora hay un anhelo de agradar a Dios más que a nosotros mismos. Y de la misma manera que Cristo fue resucitado así nosotros fuimos resucitados también (Gálatas 2:20). Lo que la frase “con Cristo” significa es que nos ha hecho copartícipes de su honor. Estamos con Cristo en «lugares celestiales» ahora.

Todo es por Su gracia (V.8-9)Él es el autor de nuestra salvación, producto de Su gracia. Depende totalmente de Él pues nosotros no nos podíamos salvar a nosotros mismos.  Nosotros merecíamos el castigo sin embargo fuimos salvos por medio de la fe. La fe es el acto por el cual nos apropiamos de todos los beneficios de Jesús. Jamás será por nuestras obras, de hecho, muchos se quieren salvar sin Cristo. El problema es que nuestras obras hacen ver que no tenemos la necesidad de un Salvador ni de obedecer el Evangelio de Cristo y muchos menos cumplir con los mandamientos y esto nos llevaría a gloriarnos.

La razón de salvarnos (v.9-10): Dios nos salvó para que ahora andemos en buenas obras. Hay que diferenciar que una cosa es andar en buenas obras para dar la Gloria a Dios, que hacer obras para ganarnos la salvación. Pablo no se refiere a esto último en el versículo 10 y lo entendemos porque en el mismo versículo se nos dice que somos hechura de Dios, es decir, somos creados por Él (2 Co. 5:17). Somos su obra de arte. La idea en estos versículos es que antes nosotros andábamos en nuestros delitos y pecados, ahora como salvos debemos prácticar las buenas obras como estilo de vida. Debemos vivir como Cristo vivió y mostrar por la fe nuestras obras.

Que gloriosas verdades hemos aprendido en este capítulo. Cuan privilegiadas somos pues nuestro Señor nos ha dado vida para que ahora podamos obedecerle con toda libertad. Por eso ahora andando en esta novedad de vida nosotras no nos dejamos guiar por lo que otros dicen. Nosotras no caminamos con la multitud, nosotras somos diferentes. Ahora tenemos una actitud crítica cuando vemos y escuchamos por los medios de comunicación cualquier cosa que no va conforme a Su evangelio. Ahora  no nos hacemos esclavas de los hombres, con sus ideologías, modas, filosofías, etc. De muerte a vida, sentadas con Cristo en las regiones celestes, esa es nuestra nueva posición.

2 comentarios sobre “Nuestra Posición en Cristo (2da parte)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.