Durante todo este mes nosotras hemos estado hablando acerca del matrimonio y la sumisión, puedo imaginar como te sientes o tu reacción al leer sobre esos temas (al menos el titulo) si no tienes el matrimonio como una prioridad.
Como joven es posible que tengas muchos planes, muchas metas para alcanzar antes de pensar en un esposo y en hijos, y consideres que el matrimonio seria un impedimento para lograr todo lo que te has propuesto.
Amada joven, esta es una breve motivación a que reconsideres tu lista de metas, a que se la entregues al Señor y le permitas obrar en tu vida conforme a Su voluntad, deja que sea El quien guié tus pasos.
El mandato del apóstol Pablo en Tito 2:4 refleja la intención de Dios de que las mujeres jóvenes (aquellas a las que El ha llamado para casarse) se interesen por tener un hogar al que deben cuidar, una familia, un esposo e hijos a quien criar y educar.
Ciertamente la cultura actual motiva a las mujeres a pensar en la realización personal, en obtener un titulo universitario, trabajar incansablemente y hacerse de un nombre profesionalmente hablando, alcanzar el «éxito» o disfrutar de los placeres de la vida y como ultima opción casarse.
Si tu pensamiento ha sido permeado por esta filosofía de vida mundana, es muy probable que creas hay mayor satisfacción y logro en una profesión o trabajo determinado que en el rol de esposa, madre y ama de casa.
Como joven cristiana yo te invito a pensar biblicamente acerca de tus prioridades, a que le des importancia a aquello que es tan valioso para Dios, pídele al Señor que tu corazón sea movido por los mismo intereses que mueven Su corazón, y que te ayude a entender que el llamado a ser esposa y madre es muy alto. ¡Dale el valor que merece!
El Atelier 