
Ciertamente, durante mucho tiempo la mujer joven ha estado viviendo una guerra interna, una guerra civil con respecto a estar en plenitud con sus roles; siendo ayuda idónea, mujer piadosa, madre ejemplar ejerciendo cada una con sumisión y honra (Mujer virtuosa: Proverbios 14)… en contraposición a esto, están los conceptos post- modernos de nuestros actuales tiempos donde estos principios están en baja, desmoralizados y en cierto modo repulsivos por la llamada “mujer del siglo XXI”.
“Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia…”. Efesios 5:22-23a
Las instrucciones de Pablo para el matrimonio fueron una corriente de aire fresco. Sus ideas no eran las de un hombre que denigraba a las mujeres y quería “mantenerlas apartadas”. Todo lo contrario. Él elevó a la mujer a un lugar donde ha de ser amada como Cristo ama a la Iglesia. ¡Esa es una manera de pensar bastante radical! Es significativo que Pablo comparara a un esposo y una esposa con Cristo y la Iglesia. Él tenía una opinión tan alta del matrimonio que se usa como analogía de Cristo y su relación con la Iglesia.
Muchas de nosotras en nuestros hogares vivimos el ejemplo de madres luchadoras, que posiblemente hicieron todo por salir adelante sin un hombre a su lado, o convivieron con uno que perdió de vista su rol, su identidad. Muchas de ellas nos impulsaron a ser mujeres independientes y a valernos por nosotras mismas para “no ser dependientes de nadie”.
Recuerdo una vez conocer una joven a quien llamaremos Ani. Ella tenía 21 años, ya estaba a punto de graduarse de la universidad de la carrera de medicina con excelentes calificaciones. Siempre activa, servicial y popular pues tenía el talento del canto, el cual le permitía participar en actividades cristianas. Ani conoció a José, quien también era un joven de 23 años, ya se había graduado de Contador y ejercía un ministerio como evangelista.
Tuvieron un precioso noviazgo durante un tiempo, de hecho, fueron tomados de ejemplo para con otras parejas. Pero cuando empezaron a hacer planes concretos para su casamiento y a tratar asuntos propios del matrimonio, Ani dejaba aflorar una actitud un tanto presuntuosa, pues cuando conversaban acerca del dinero y sobre la convivencia diaria (temas de muchísima importancia que deben, necesariamente, ser tocados dentro del noviazgo), ella decía frases como: “Cuando Yo tenga mis propios ingresos, haré lo que yo quiera con Mi dinero”, “Tu te encargas de TODOS los gastos, serás el hombre de la casa”, “No soy muy buena cocinando, compraremos comida pre-hecha para no pasar mucho trabajo”, “Tú tienes que ayudarme con los quehaceres de la casa, pues ambos viviremos en ella”, “No me gusta ser sirvienta de nadie”, “He estudiado mucho tiempo para solo ser ama de casa”.
¿Te parece alguna de estas frases conocidas? Estas frases son muy comunes hoy en día, sin embargo, cada uno de estos enunciados habla de la necesidad de tener un corazón quebrantado delante del Señor para así doblegar nuestro “Yo” y el individualismo que impera en nuestros corazones el cual ha sido infundido por el sistema y el estándar que se cree que deben tener las mujeres de este tiempo.
Nosotras no seguimos las reglas sociales o los estándares culturales o corrientes de algunos grupos. Nuestra meta siempre debe ser que podamos vivir a plenitud el ser mujer de acuerdo a los principios y propósitos de Dios para los que fuimos creadas, que son inmensamente bellos e inigualables.
Los siguientes pasos fueron acciones que me ayudaron a dejarme guiar por el Señor, en un momento en que me costaba ceder el control:
- Orar y meditar en las Escrituras. Orar nos hace sumisas, pues reconocemos que somos inferiores delante del Señor y tomarnos el tiempo de expresar nuestras debilidades delante de Él, nos permite reconocer que le necesitamos y el estudio de la Palabra es la que nos orienta a encontrar la dirección que ameritamos.
- Acércate a una mujer piadosa. Recibir consejería u orientación por parte de una mujer con mucho más experiencia que nosotras: de manera espiritual, y en sus vivencias como mujer adulta, nos hace mucho bien. Te recomendamos leer el artículo “La Importancia de ser mentoreada”.
- Se intencional. Por mucho tiempo escuche mensajes y enseñanzas de Nancy DeMoss Wolgemuth (la cual te recomendamos), y empecé a interesarme de manera muy intencional y especifica en temas sobre el orgullo, la sumisión/humildad y el amor por el hogar; temas que nunca antes fueron de mi interés, pero que cada una de nosotras necesitamos con apego.
Este es un buen momento de que si estas soltera/comprometida o recién casada, ores y reflexiones viéndote sinceramente en el espejo de estas enseñanzas y apegando tus ideales a la convicción de la Palabra de Dios.
Si ya tienes tiempo en tu matrimonio pero te es muy difícil desistir del control que necesitas ejercer en el hogar y te cuesta respetar el liderazgo de tu esposo, es menester amada hermana que vayas delante del Señor con una actitud sincera y le permitas quebrantar tu corazón cargado y cansado… Dios es el único que puede, por su infinita misericordia, doblegar nuestra suficiencia y nos moldea con firmeza.
Dios les bendiga y les guarde.
Hola. No quiero ofender a nadie pero contare mi experiencia.
Soy una chica de 20 años nací en una familia cristiana. Mis padres son unos buenos cristianos siempre tienen la palabra en sus vidas.
Peeeroooo nuestra vida es exactamente lo que dice el blog.
Ambos trabajan. La mitad de su salario es para gastos propios y la otra mitad es para gastos de la casa. Y se comparten las actividades de casa. Limpiar. Cocinar. La lavanderia. Todo. Y son muy felices, nos han educado de esa manera, hombres y mujeres valen lo mismo y ambos pueden hacer cualquier actividad.
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Hola Cinthya, nos alegra saber lo bien que les ha ido a tus padres haciendo lo que nos dices. Sin embargo querida hermana no se trata de hacer las cosas a nuestra manera y como nos funcione mejor, se trata de obrar conforme a la perfecta y soberana voluntad de Dios; es cierto, tanto el hombre como la mujer son iguales delante de Dios en valor y dignidad, pero Él mismo otorgó a cada uno roles distintivos y eso lo podemos ver en la Biblia, la cual es la palabra de Dios, infalible, veras y absoluta.
Y en este articulo no estamos hablando de que el hombre no pueda colaborar y ayudar en los quehaceres del hogar, más bien es un llamado a la mujer a entregar al Señor su deseo y anhelo de querer liderar el cual es un rol dado por Dios a los hombres. Si bien es cierto hoy en día las mujeres pueden hacer muchas cosas, pero en medio de una cultura feminista ahí debe brillar el carácter de una mujer piadosa y virtuosa ejerciendo su rol distintivamente femenino, para lo cual fue hecha.
Dios te bendiga, un fuerte abrazo,
Equipo de El Atelier FB
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