
Recientemente estuvimos viendo los primeros cuatro versículos del Capítulo 3 del libro de Colosenses y hoy quisiera que continuáramos estudiando las valiosas enseñanzas que podemos encontrar aquí. Leamos en Colosenses 3:5-25 (NTV):
5 Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo. 6 A causa de esos pecados, viene la furia de Dios.[a] 7 Ustedes solían hacer esas cosas cuando su vida aún formaba parte de este mundo; 8 pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.
9 No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. 10 Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él. 11 En esta vida nueva no importa si uno es judío o gentil,[b] si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado,[c] esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros.
12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. 13 Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. 14 Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. 15 Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.
16 Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. 17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él.
18 Esposas, sujétese cada una a su esposo como corresponde a quienes pertenecen al Señor. 19 Maridos, ame cada uno a su esposa y nunca la trate con aspereza. 20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque eso agrada al Señor.21 Padres,[d] no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen. 22 Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales. Traten de agradarlos todo el tiempo, no solo cuando ellos los observan. Sírvanlos con sinceridad debido al temor reverente que ustedes tienen al Señor.23 Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. 24 Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo;[e] 25 pero si hacen lo que está mal, recibirán el pago por el mal que hayan hecho, porque Dios no tiene favoritos.
Estos son muchos versículos de los cuales podríamos sacar muchos mensajes y artículos, pero quisiera destacar algunos aspectos generales de las enseñanzas que pudimos leer.
Tenemos participación en nuestro cambio de “vestimenta”
Sabemos que la salvación es un regalo de Dios que recibimos por gracia y que juntamente con ella viene a nosotros el Espíritu Santo quien es nuestro guía y ayuda para que podamos tener una vida santa y que agrade al Señor, Él es quien produce en nosotros una nueva naturaleza, pero a la vez en todas las Escrituras podemos ver que la vida cristiana es un proceso de crecimiento continuo en el que Dios mismos nos va indicando cuáles cosas deben ser quitadas de nosotros para que seamos más como Cristo, pero en este proceso no somos pasivos.
El apóstol Pablo le dice a los Colosenses hagan morir lo terrenal y pecaminoso en ustedes, así que con la ayuda de Dios podemos identificar todos estos pecados que nos “acechan” contra los cuales tenemos que luchar continuamente y “matarlos” cuando no permitimos que nos dominen. Algunas formas prácticas en que podemos alejarnos de una vida pecaminosa:
- Lee la Palabra de Dios y medita en ella constantemente. Cuando nuestra mente está llena de Su Verdad podemos batallar más fácilmente con las mentiras del mundo y el pecado que nos acedia.
- Acompaña siempre la meditación en la Palabra con la oración, esto es muestra de dependencia de Dios, sabiendo que es con Sus fuerzas y no con las nuestras.
- ¡No te expongas! No vayas a lugares en donde sabes que estás expuesta y eres vulnerable al pecado. No te juntes con personas que no son de buena influencia. No veas cosas que lejos de edificarte alimenten deseos carnales y pensamientos impuros.
- Sé radical. Debemos tomar decisiones serias y radicales con el fin de agradar a Dios y de no volver a aquellas prácticas que sabemos que le ofenden y contristan al Espíritu Santo que mora en nosotras. Podemos estar seguras de que tenemos Su respaldo y ayuda en esto, aunque muchas veces sea doloroso y difícil cortar con el pecado.
Todos aquellos que somos del Señor tenemos una misma vestidura pues nuestra identidad está definida en Cristo, quien hace de todos los Suyos uno, y de nuestra nueva vida se desprende el carácter piadoso que describen los versículos 12 al 17. También debemos ser intencionales en cultivar este carácter y pedirle al Señor que nos proporcione oportunidades para practicar el amor, la misericordia, la mansedumbre, la paciencia y el perdón. Podemos hacer esto cuando la Palabra de Dios mora en abundancia en nosotros permitiéndonos practicar todas Sus enseñanzas en las diferentes situaciones en las que nos encontremos.
Nuestra nueva vida debe ser evidenciada en nuestras relaciones interpersonales
Los versículos 18 al 21 hablan de cómo funciona una familia cuyos miembros sirven al Señor y de aquí podemos puntualizar las siguientes enseñanzas:
- Todas las mujeres casadas y las que aspiran a estarlo algún día debemos entender que es Dios quien ha diseñado el orden de roles en la familia, dándoles a los esposos el liderazgo de su hogar. Una mujer que ha nacido de nuevo, respeta, valora y alienta el liderazgo de su esposo y se sujeta a él voluntariamente porque sabe que esto agrada a Dios y da gloria a Su nombre.
- El hombre cuya vida ha sido regenerada por el Espíritu Santo entiende que su liderazgo no es para pisotear a su mujer sino para amarla y cuidarla, como Cristo hizo con Su Iglesia y además procura modelar el carácter de Cristo en su hogar y asumir la responsabilidad de ser el líder principal de su casa, no descuidando su rol y haciendo que su dejadez cargue más a su mujer.
- Hay promesa de Dios en obedecer a nuestros padres, así que mientras vivas con ellos en casa debes ser sumisa y obediente al consejo de tus progenitores en todo lo que, por supuesto, sea de acuerdo a la Palabra de Dios y debes honrarles, siendo de ayuda y bendición para ellos, especialmente cuando sus fuerzas vayan menguando y les sea difícil proveer para sí mismos.
- Los padres cristianos deben entender que también deben practicar el fruto del Espíritu en la crianza y que deben corregir a sus hijos con amor y paciencia, teniendo como modelo al Padre Celestial.
Los últimos versículos (22 al 25) hablan de la consideración que deben tener los siervos con sus amos. Hoy día, gracias a Dios ya no existe la esclavitud, pero muchos de nosotros tenemos empleos para los cuales trabajamos y personas que supervisan nuestro trabajo, así que el Señor espera que lo hagamos como si fuera para Él y no para los hombres sabiendo que Él es Justo por sobre todas las cosas y que es de Él de quien recibiremos recompensa.
En resumen, modelar nuestra nueva vestidura en Cristo implica acción de nuestra parte y se requiere intencionalidad para quitar todo lo que no sea del agrado de Dios y ponernos todo aquello que evidencia el carácter de una nueva criatura, cuya naturaleza es dada por el obrar del Espíritu Santo en nuestras vidas, quien es nuestra ayuda para hacernos cada día más como Cristo.
Un comentario sobre “Modelando Nuestra Vestimenta Nueva”