
En Tito 2:4-5 leemos, “… que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.”
Cuando medito en este versículo tengo a bien recordar mi madre, Doña Magaly. Para ello te voy a compartir un poco de ella; Tengo un solo hermano, cuando nací él tenía once años, lo que significa que fui la única hembra y la menor de la casa. Mi hermano a los 16 años, fue a Estados Unidos y se estableció allá por razones de estudio y a partir de ese tiempo, comienzo a ser prácticamente la única hija que criar en casa. Toda mi niñez recuerdo a mi mama como una mujer sumamente dedicada al cuidado de sus hijos, es de las que dan de comer a sus crías antes que ella. Pero, lo que más quiero destacar de mi mama son estos 7 principios y valores que fueron su legado:
1. PERSISTENCIA-AMOR POR LO DE DIOS. Esta fue la primera enseñanza de ella para mí. Fue muy decidida en instruirme en los caminos del Señor. La iglesia que ella asistía quedaba bastante lejos y no teníamos transporte (les hablo de cuando tenía unos 4 años), lo que para mami fue una meta cada día de servicio, no importando la hora que fuese ir conmigo a pies más de 2 kilómetros por muchos años hasta que nos mudamos en el sector de donde estaba ubicado el tempo.
2. LA INTERCESIÓN-ORAR. Este es otro principio que aprendí de mi mama. Recuerdo que mi madre siempre oraba por mi desde pequeña pidiendo sabiduría y gracia delante de Dios y los hombres, intercedía por todo lo bueno, positivo, celestial y que los propósitos de Dios para conmigo fuesen en el Sí y en el Amen. Alentaba los dones y talentos que ella veía y me guiaba a cultivarlos.
3. Siempre que había algo que yo pudiera aprender, de la iglesia o de la escuela ella siempre me motivaba a estudiar, a sacar las mejores calificaciones, y a ser excelente en todo porque esto honraba a Dios. Me impulsó a trabajar duro para lograr las metas y siempre estaba en primera fila para celebrar los logros, mas aun cuando algunos proyectos fueron fracaso, siempre estuvo presente. De ella aprendí a SER PRODUCTIVA, A SERVIR CON EXCELENCIA Y A NUNCA RENDIRME.
4. Cuando yo tenía de 10 años en adelante, ella siempre oraba en voz alta este oración que decía: ‹‹Señor, mira a mi hija, yo se que tú tienes planes preciosos para ella, solo te pido que la preserves para ti y que a tu tiempo le guardes un esposo que te ame mas a ti, que te honre mas a ti para que así la trate a ella también. Que la valore, la respete y la dignifique como tú dignificas a la iglesia, así sea›› (puedes ver esta historia en la serie “Buscando a mi príncipe”). De ella aprendí el valor de ORAR POR LOS ESPOSOS DE MIS HIJOS aun en su edad temprana.
5. Por mucho tiempo mi mama no tuvo comunicación con mi hermano. No sabía nada de él, fue un proceso bien duro para ella. La vi llorar, gemir, velar, ayunar, orar; pero nunca cesar. Después de 15 años sin mi mama ver a mi hermano (mi papa y yo tampoco), lo único que hizo cuando lo pudo abrazar fue elevar una oración de gratitud a Dios y cantar una canción (que no recuerdo cual fue porque yo estaba llorando)… Aquí aprendí de mi mama el valor de LA FE.
6. Hace poco, mi mama perdió el 90 % de la vista debido a la diabetes que padece. A pesar de ello, nunca la escuche renegar ni maldecir a Dios, mucho menos cuestionarle. Ella recita la palabra porque la aprendió a memorizar y la recuerda en cada momento de prueba que ha pasado. De mi mama aprendí el valor de la FIDELIDAD y de la GRATITUD.
7. Y, de ella también aprendí que para ser buena madre primero debo ser buena hija, pues mi madre es sumamente atenta con mi abuela, siempre le da mucho amor, tiempo de calidad y le sirve como a quien reina y también a mi abuelo, que falleció hace poco más de un año, duró mucho tiempo enfermo y requirió atención primaria pues no podía valerse por sí mismo. HONRAR A MIS PADRES, lo viví con el ejemplo de mi propia mama.
Es un buen tiempo para reflexionar, si eres hija, en cómo estas honrando a tu mama/papa. No hay que esperar fechas especiales para notar lo especial que es ella para ti (lee el articulo “Honrando a mi mama”). También, si estas embarazada o ya eres madre, medita en este verso (Tito 2:4-5) y mirando los tiempos reflexiona en cómo puedes ejercer de manera que honre a Dios tu rol de ser Madre, que es una de los mayores galardones que Dios nos concedió al ser mujer.
Actualmente soy madre de Zoeh Aurora, quien solo tiene 2 años y es mi oración cada día que Dios me ayude a practicar estos principios, que fueron el legado de mi madre, quien fue una mujer como las que Pablo le escribió a Tito que leímos al principio de este articulo, y que Zoeh vea en mi una mujer piadosa, su ejemplo y en quien ella puede ver a Cristo reflejado. Es mi oración que cada día nos apeguemos mas al modelo bíblico del Señor para la crianza de nuestros hijos, donde se nos dice que somos diferentes porque decidimos vivir contra cultura, apegados al diseño original de manera radical.
¡Dios te bendiga y te guarde!