Buscando a mi príncipe “La elección ¿Cómo sé que es el joven correcto?”

“De repente lo mire y fue como cuando descubres algo por primera vez. Pero, ya nos conocíamos; teníamos 4 años compartiendo en misiones, congresos y actividades. Sabía que era un joven de Dios, que amaba con locura servir en su obra. Gozaba de buen testimonio en el grupo de mis amigos, era divertido y serio a la vez. Había una gracia especial en él, su rostro se iluminaba cuando sonreía pues se le hacían unos hoyuelos ¡tan lindos! No era un amigo muy cercano pero escuchaba de él a través de los demás. Era muy respetado y querido por todos. Y luego me percibí mirándolo más de la cuenta y, me sonrojé. Y, en un segundo, todo cobro sentido…

Apenas los había pasado cuando hallé al que ama mi alma;
lo agarré y no quise soltarlo
…”
Cantares 3:4ª

Una vez, en una charla que se nos impartía en un campamento, la expositora de origen Salvadoreño, nos contaba cómo había conocido a su esposo. Ellos eran una pareja muy romántica; él un caballero, un hombre de Dios y ella era una mujer muy devota del Señor y se veía tan femenina que me maravillaba en escuchar su testimonio. Nos contaba que mientras era soltera, siempre oraba por quien iba a ser su esposo, su madre le enseño a hacerlo. Nunca faltaba esa oración: oraba para que Dios lo cuidara donde quiera que este, que haga de él un hombre conforme a su corazón y que en su tiempo le permitiera conocerle. Pero ella tenía una petición muy especial, ella le pedía al Señor que le mostrara en sueños el rostro de quien fuera su esposo. Y Dios lo hizo. Ella nos dice que lo vio claramente en sueños, sus características, sus rasgos físicos y hasta su estatura, nunca lo había visto antes. Y, un día lo conoció personalmente y se sorprendió tanto que se fue al baño para calmarse… Eso no significo que ella se lanzaría ante él, más nos explica que continúo orando de manera más específica por él y que Dios se encargara de orquestar todo, y así fue.

Cuando escuche la historia de esta mujer piadosa, pensé en lo hermoso que sería si me pasara algo parecido. Lo más lindo de esto es ver cómo ella tenía tanta confianza en el Señor y como El en respuesta le concede su petición. La verdad quedé ¡impresionada! A partir de ahí me percate que nunca había orado por esta petición, por quien sería mi esposo. Esto proporciona confianza, paz y tranquilidad al saber que hemos depositado este anhelo en las manos del Señor. No será igual para cada una, Dios es muy creativo, original y único en la manera de mostrarse. El principio aquí es que dejemos que Él haga su parte, que de hecho es la principal.

Antes de iniciar una relación con quien es ahora mi esposo, estaba conversando con otro joven que tenía muchas de las cualidades de un joven idóneo. Durante un tiempo estuvimos charlando, conociendo nuestros valores, el anhelo de servir al Señor y las expectativas para el futuro. Me consta que era un joven piadoso, lo escuchaba hablar de su familia con tanto amor y protección, sobre sus planes, y el amor que profesaba por Dios y su obra. Me gustaba la idea de pensar que era el joven que Dios tenia para mí. Pero no era así. Cada día que pasaba me daba cuenta de que no era él. Me sentía inquieta, vacilante y dudosa. Tampoco sentía esa conexión especial. Me refiero a que ambos teníamos muchos valores en común y amor por Dios, pero algo no encajaba. En días siguientes, tenía un campamento, y le pedí que por favor no habláramos durante esos días que estaría fuera, que no me llamara, ni me escribiera. Este tiempo lo iba a dedicar en comunión, presentando al Señor la petición de que nos ayudara a identificar si en verdad era de su agrado que iniciáramos una relación. Le dije que después del campamento le daría una respuesta.

“Al Señor esperé pacientemente, y Él se inclinó a mí y oyó mi clamor.”
Salmos 40:1

Mientras oraba al Señor por esto, confirmaba que esa relación no estaba en sus propósitos para mí. Y, paso lo que describí al inicio del texto (vuelve al principio del articulo)… Él se llama Claudio y ahora es mi esposo. Cuando pensé en él, evalué las características que el Espíritu Santo me había mostrado a través de su palabra mientras estaba en oración (las escribí en el artículo #2). Pero, además, hubo algo de él que me cautivo, su sonrisa. Era tan masculino pero tan tierno a la vez. Oraba al Señor por esto con fervor, por un joven piadoso que mostrara el diseño idóneo para el hombre, que entendiera y asumiera su rol con gracia. Sinceramente, nunca pensé que el seria mi amado, pero los planes nuestros no son los planes del Señor y sus pensamientos no son los nuestros. Así que, mi precioso moreno, que se le hacen dos hoyuelos al sonreír, fue y sigue siendo mi joven idóneo.

Aplicación personal:

Amiga querida, este tema nos apasiona a todas. La ilusión de tener una relación, de encontrar a un joven idóneo, de formar una familia y juntos glorificar al Señor, es algo que todas anhelamos, esta incrustado en nuestro diseño. Es posible que seas aun una adolescente que ha pensado en encontrar el amor; recuerda que en el tiempo de Dios lo vas a encontrar. Tal vez ya te has abierto a la posibilidad de darle la oportunidad a un joven que te corteja; pero antes de enamorarte identifica que este joven posea las características que lo hacen idóneo para ti. Quizás ya estás en una relación con un muchacho piadoso; juntos pueden orar, conversar y planear su vida futura, apoyándose mutuamente en alcanzar todas las virtudes que harán de ambos jóvenes idóneos y posteriormente un matrimonio pleno y feliz. Es posible que sientas que ya estas pasada de edad y te consideran soltera eterna y quizás te preguntes ¿será que Dios me dejara soltera o se olvidó de mí? Ten paz amada hermana, es posible que el joven que Dios tiene para ti, aún está en proceso, es probable que Dios este trabajando algunas áreas de tu vida y tu carácter, o que él tenga un propósito para ti siendo soltera y aunque no lo creas, no podrán ser cumplidas si estas casada o en una relación. Dios utiliza cada etapa de nuestras vidas de manera impresionante y cada una de estas etapas tiene un propósito: Ser moldeadas de acuerdo a la voluntad de Dios de manera que podamos reflejar Su diseño y desempeñar el rol correcto para la feminidad.  

Oremos juntas:
Amado Padre, gracias por el amor que muestras al cuidar de mí cada día, por diseñarme con rasgos tan especiales y por hacerme mujer. Deposito en ti mi confianza y esperanza porque sé que tus planes y propósitos para mí son maravillosos. Y, quiero presentarte a quien será mi futuro esposo. Sabes quién es, te pido que le guardes y que sigas obrando en su vida para que sea conforme a tu corazón. Sé que en tu tiempo me permitirás conocerle y ayúdame a cultivar las características que son de tu agrado y, que ambos podamos honrarte en nuestra unión. Dame paz para esperar tu tiempo y fe para no olvidar que nunca me abandonaras. En el Nombre de Jesús, te lo pido. Amen.

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