
Lucia, cuéntanos ¿Cómo es tu chico ideal?
Cuando pensamos en los chicos generalmente tenemos un ideal sobre cómo debería ser: cualidades espirituales, intelectuales, físicas, e incluso temperamentales para que nos complementemos. Es bueno tener algunas ideas de lo que nos gustaría, es importante saber lo que se quiere. Sin embargo, el problema está cuando estos ideales superan la realidad y nos convertimos en ilusas. Ilusa es una persona que tiende a hacerse ilusiones sin fundamentos. Significa que ese chico que anhelamos para casarnos o formar una familia solo existe en nuestras mentes porque se tienen expectativas demasiado elevadas o exageradas y, de la única manera que ese joven existiría es si se manda a fabricar. Tal es el caso de Lucia, que es una joven que quiere tantas cosas, pero a la vez está viviendo en las nubes.
En estos tiempos tan demandantes, la sociedad se ha encargado de crear a muchas Lucias. Se les vende la idea de que deben tener siempre lo mejor, de no conformarse con lo mínimo y de no permitir que nadie las “desvalorice”. Es un hecho que hoy en día se le exige a la mujer los más altos estándares en todo, y de manera contundente en la elección de pareja.
Otra cosa que inducen estas altas demandas es nuestra cultura. Muchas de nuestras madres nos inculcan el valor de los estudios para poder ser independientes y de salir adelante sin necesidad de tener un hombre al lado porque muchas de ellas quizás no tuvieron esa oportunidad. Una vez le pregunte a mi abuela, ¿por qué se casó con mi abuelo? Ella me dijo que antes no se tenían muchas ideas sobre los chicos, lo que importaba era que fuera trabajador, serio y que pudiera mantenerla a ella y sus hijos. Ella me decía que yo debía casarme con un hombre profesional, con un joven pastor que me tratara como una reina y que no me dejara vivir precariedades de ningún tipo.
Vemos las universidades llenas de chicas con tantos sueños, impulsadas por sus familias a ser diferentes, a progresar y ser las mejores; más capaces, inteligentes y bellas. Esto no tiene nada de malo, en lo absoluto, pero cuando es por las motivaciones inadecuadas se puede convertir en un conflicto. En todo caso, esta también es parte de mi historia. Mi agenda era que cuando yo este terminando la universidad empezaría a mirar intencionalmente a jóvenes que mostraban interés. El problema vino cuando no encontraba en ninguno las cualidades que quería. Las que se suponía debía tener… Las que mi abuela me decía. No quería por ningún motivo “repetir” la historia de mi abuela, mis tías o mi mama, porque ellas siempre me decían que debía esperar por lo mejor.
Estas ideas se han introducido en nuestras mentes aun siendo creyentes, permitiendo así que tengamos ilusiones de casarnos con un SUPERMAN.
Si te das cuenta, llevo varios párrafos hablando de lo que me gustaría, quiero o merezco, pero ¿Dónde está Dios en todo esto? Es lo que nos pasa, cuando pensamos tanto en nosotras y nos olvidamos de lo más importante. Mira lo que nos dice 1 Pedro 5:7
y no te apoyes en tu propio entendimiento.
Reconócele en todos tus caminos,
y EL ENDEREZARÁ tus sendas.
Proverbios 3:5-6
Cuando entendí esto, sabía que no eran los chicos, que era yo la del problema. Tenía una “lista de cualidades” que no estaban alineadas a la voluntad del Señor y por esto estaba exigente, orgullosa y ansiosa. Después de un tiempo en comunión con El, pude abrir mis ojos e identificar cuáles eran los ideales de Dios para encontrar de manera intencional ese joven que estaba diseñado especialmente para mí.
Esta es la introducción de la Serie “Buscando a mi príncipe”, sigue con nosotras en el Atelier para que conozcas un poco más sobre mi testimonio y como Dios orquesto la unión de quien ahora es mi amado esposo.
Wow, cosas como estas nos ayudan a crecer, ansiosa por el otro blog. I wait…
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Wow mafe bendiciones mira sigue en esto muy bien
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Amén, gracias!
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