Cuando pienso en María, lo primero que tengo en mente es que fue una mujer de gran humildad. Poco hay sobre su vida relatada en las escrituras. Sabemos que nació en Nazaret de Galilea, que estaba comprometida con José y que fue elegida por Dios para concebir a nuestro Señor Jesucristo (Lucas 1:26). La vemos durante todo el relato de la vida de Jesús en su niñez (Lucas 2), posteriormente es parte del equipo de mujeres que acompañaba a Jesús durante sus años de ministerio (Juan 2), y la vemos también a los pies de Jesús en la cruz (Juan 19:25).
Aquella doncella hebrea de corazón sincero y humilde hizo que Dios la eligiera para cumplir el más grande de los acontecimientos. Acompáñame en el capítulo 1 de Lucas en sus versículos del 26 al 38, leemos:
“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres. Pero ella se turbó mucho con estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. He aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Y He aquí, tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa será imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”.
En estos versos queremos destacar lo que Dios demanda a María a través del ángel y la respuesta de ella ante tales instrucciones. El ángel le dice: El Señor está contigo, has hallado gracia delante de Dios… ¡Wao! Al ver estas palabras me maravillo, Dios sentía complacencia en su sierva. Dios había visto en ella un corazón dispuesto, sencillo, fiel, que reconocía la grandeza de su Dios y, en respuesta ella dice: He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra. Su respuesta da muestra de la actitud de su corazón y de su gran carácter.
Ella también tenía un gran valor. Todo esto iba a desencadenar una crisis en su relación con José, relato que encontramos en Mateo 1:19. José la iba a abandonar, ella tendría que lidiar con la soledad, enfrentar la vergüenza publica de quedar embarazada antes de casarse, ella podía haber muerto apedreada y, por si fuera poco, sería una deshonra para su familia, lo que significaba que ya no la reconocerían como hija. Vivir repudiada por tu prometido, por tu familia y la comunidad es algo que no todas estaríamos dispuestas a vivir. Sin embargo, ella no escatimo nada de lo antes mencionado, mucho menos en cuidar su reputación, esto en pos de cumplir la santa voluntad de Dios. Su corazón quebrantado le permitió obedecer sin cuestiones ni dudas porque ella reconocía el propósito de Dios para su vida y que El cumpliría sus promesas para con en ella.
Aplicación personal
Un corazón quebrantado es lo que nos permite reconocer nuestra completa dependencia en Dios, su voluntad y sus propósitos. Un corazón quebrantado nos permite ser sumisas y someternos bajo el liderazgo de nuestros pastores, lideres, de nuestros padres, de nuestros esposos… No porque ellos tengan la razón o porque hagan todo correctamente, más bien porque es lo que le agrada a Dios. Lo opuesto a un corazón quebrantado es un corazón altivo; el orgullo.
¿Sientes la necesidad de ser la primera en todo? ¿Has observado tu comportamiento cuando los demás no te dan la razón? ¿Te sientes obligada a tener que dar tu opinión siempre? ¿Te has dado cuenta de cómo reaccionan tus padres, tus amigos, tu prometido o tu esposo cuando no les permites tomar una decisión porque no estás de acuerdo? ¿Acaso has pensado sobre ti misma en cómo te comportas cuando te dan instrucciones? ¿Te preocupas mucho por los comentarios de los demás? ¿Lo que piensan sobre ti? ¿Sientes que lo que tienes que decir es mucho más importante que lo que dirán los demás? ¿Te gusta dominar las conversaciones?
A veces estas actitudes fluyen en nosotras y no nos percatamos de ellas. Toma un momento para reflexionar en esto, y si no sabes cómo autoevaluarte, pídele a un amigo cercano, a tu madre o a tu esposo estas preguntas sobre ti.
El orgullo es un pecado que Dios aborrece y, es el primer pecado registrado; fue lo que hizo que satanás sea echado de .delante de la presencia de Dios, querer ser igual a Él. Solemos pensar que no somos orgullosas, o rápidamente buscamos las deficiencias de los demás para justificarnos, pero Dios es el único Altísimo, Grande, Soberano. Por eso el ama a los humildes de corazón. Mira lo que nos dice las escrituras:
Un corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.”
Salmo 51:17
Algunas notas tomadas de los escritos de Aviva Nuestros Corazones de Nancy Lee Demos.
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María fue escogida POR GRACIA, no había un solo merito en ella que la hiciera merecedora, todo humano escogido por Dios, como moises, pablo o maria, son humanos como tu y yo que recibieron por GRACIA. La expresión «el Señor está contigo» no significa que ella fuera buena o mejor que otros, es un SALUDO como dicen muchos ahora «Dios te bendice». Es Dios quien debe ser exhaltado, no ellos. Ningún humano debe ser admirado por una obra que obviamente hizo DIOS. Acaso ¿moises liberó a Israel? ¿moises convirtió el agua en sangre, envió las plagas sobre el faraon y abrió el mar rojo? obviamente fue DIOS. Acaso ¿maria decidió el nacimiento del mesías? ¿maría envió al Espíritu de Dios a encarnarse en su vientre? obviamente fue DIOS. Debe llegar el momento en que aceptemos que Dios puede usar a quien sea, cuando quiera y como quiera. Incluyendonos a ti y a mi, si Él lo desea, y cuando lo haga nadie debería de pensar que somos perfectos o superhumanos. No existen superhumanos, solo existen humanos rendidos a los pies de Cristo, “muertos” nacidos de nuevo por el poder de Espíritu Santo.
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