A fin de cuentas la solución no estaba en compararme con otras chicas, no sirvió quejarme de la situación en la que estaba, no valió la crítica, el cinismo o la compulsión. Nada de esto me ayudo a adelgazar, a sentirme bien conmigo misma, a llevar una buena alimentación, a entender por qué y el para que estaba en esa situación y nada de esto me ayudó a sentirme bien con lo que veía en el espejo.
Estas son algunas maneras que me ayudaron a evitar estas minas y a superar la situación en la que me encontraba:
- Admitir que el perfeccionismo es imposible, que Él único perfecto es Dios.
- Darme el permiso de cometer errores. Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir. (1 Corintios 10:13 NVI)
- Aceptar mis fortalezas y mis debilidades.
- Reconocer que mis heridas me generan limitaciones, y Dios puede ir más allá de mis limitaciones.
- Hacer las cosas lo mejor que pueda y de manera realista: Llevar una alimentación saludable y balanceada, mantener una rutina de ejercicios, mantener un horario lo más estable posible para mis comidas.
- Aceptar la voluntad de Dios en mi vida. Este proceso por el que estuve pasando es justamente para serles de ejemplo y que no cometan el mismo error que yo.
- Ser instruida y corregida a la luz de Su palabra. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido (Proverbios 3:12 NVI)
- Reconocer que mi cuerpo es Su Templo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños (1Corintios 6:19).
Quizás hoy no tenga la figura perfecta que nos exige la televisión, la sociedad, las películas y aun la que nos exigimos nosotras mismas. Pero hay algo más hermoso y que sobre pasa todo esto y es que ahora cuando me miro en el espejo puedo ver una obra maestra que Dios cada día va moldeando.
Les invito a que mientras escuchemos esta canción meditemos en ella y pidamos a Dios que haga nuestro carácter más como el de Él. Digámosle todo lo que verdaderamente hay en nuestros corazones, las tendencias que tenemos a quejarnos, a compararnos, a criticar, al cinismo y aun a la compulsión. Pidámosle que nos transforme, que nos haga morir a nuestro viejo hombre, que podamos demostrar Su amor en cada situación en la que nos encontremos, que nos deje ver la obra maestra que va haciendo en nuestras vidas y que nos permita aceptar Su palabra en todo momento.