Unas de las bendiciones más grandes que podemos disfrutar como hijas de Dios es el gran privilegio que tenemos de comunicarnos con nuestro Padre y Creador por medio de la oración. A través de esta podemos tener una relación estrecha con Dios.
Cuando mantenemos esa conexión íntima con Él, su espíritu viene a morar en nosotras, nos transforma desde adentro hacia afuera, y de una manera especial cambia nuestra manera de pensar y actuar, y nos da la capacidad de ver las circunstancias difíciles desde otra perspectiva.
Estoy segura que tanto ustedes como yo queremos una profunda, íntima y amorosa relación con Dios.
No obstante, esta profunda e íntima relación con Dios que todas deseamos, y sin la cual no podemos vivir, no se produce de casualidad. Debe buscarse, nutrirse y valorarse.
Podemos pensar que tenemos una relación profunda con Dios (cuando en realidad solo tenemos una relación superficial), así que te dejo 5 maneras de identificar si tu relación con Dios es superficial o si estas profundizando.
Superficial:
1- Si sigues a Dios solo por lo que Él puede hacer por ti.
2- Si solo oras a Dios cuando las circunstancias y situaciones en tu vida o tú alrededor están difíciles, cuando necesitas que te responda de manera inmediata o solo cuando necesitas algo.
3- Si te enojas, te entristece o te desilusionas con Dios porque no hace lo que quieres.
4- Si solo amas a Dios por lo que hace.
5- Si piensas que debes rogar, implorar, suplicar a Dios, para que responda tus oraciones, como tu corazón desea.
Profunda:
1- Si amas lo suficiente a Dios y estas profundamente comprometida con su obra colaborando para Su reino.
2- Si oras varias veces al día simplemente porque te encanta estar en su presencia y mantienes esa comunicación diaria sin importar el lugar donde estés.
3- Si puedes alabar a Dios sin importar las circunstancias y dificultades por las que estés atravesando.
4- Si lo amas y le honras por quien Él es.
5- Si confías en que Dios contestara tus oraciones de acuerdo a su perfecta voluntad.
Tomemos un momento y oremos a Dios para que nos ayude a tener una relación profunda e íntima con Él. Que si nuestra relación con Él (se ha convertido meramente en algo superficial) Él nos ayude a profundizarla.